Desde Machetearte
Por Eduardo Ibarra Aguirre
En una carrera frenética contra el tiempo está inmerso Felipe de Jesús Calderón Hinojosa para dar cumplimiento a los 100 compromisos que se propuso para los primeros 100 días de gobierno.
¿Por qué 100 y no 123 compromisos de gobierno? ¿Por qué 100 días de gobierno y no 456? ¡Vaya usted a saber! Son los rituales de la conmemoración y los secretos de la numerología de las elites dominantes que permean a toda la sociedad, la someten a los festejos y al consumismo sin límites.
En esa carrera contra el reloj que él mismo se impuso, el michoacano dio por cumplidos, sólo el día 7, los compromisos números 1, 4, 14, 15 y 18. ¿Cuáles son? Poco importa. Interesa que la sociedad se entere que está cumpliendo, gobernando. Nada más.
Y sobre todo que la legitimidad que sus adversarios políticos le niegan que ganó en las urnas, obtenerla gobernando. Y así conquistar mayor legitimidad presidencial como sucede exitosamente, a juicio de José Antonio Crespo Mendoza . Preciosa democracia ésta que lo que no se gana en las urnas, después lo obtienen gobernando, como bien replicó, el lunes 5, Lorenzo Meyer Cosío en Primer Plano de Canal Once.
“En 100 días del gobierno del presidente Calderón ha arrancado la construcción de un México mejor”, reza machaconamente la telecracia y la radiocracia a costa del erario y de los oscuros arreglos que tienen con el nuevo inquilino de Los Pinos.
Tan abundantes son los resultados gubernamentales, que Sergio Aguayo Quezada sólo atinó, en el mismo programa, a agradecer la discreción con que actúa Margarita Zavala Gómez del Campo , exsocia y hermana de Hildebrando . Cierto, pero el recatado protagonismo de la señora viene de menos a más. Sólo el miércoles 7 pronunció tres discursos en tres actos públicos.
Aunque la política nada tiene que ver con los deseos individuales sino con los colectivos, sobre todo cuando se convierten en fuerza material, sería deseable que los 100 compromisos no tengan los mismos desenlaces que los asumidos durante la campaña presidencial.
Rescato uno: “Me voy a poner muy abusado para acabar con los monopolios”, se comprometió en la capital de Tlaxcala Calderón Hinojosa ante ganaderos y agricultores ( El Sol de México , 6-II-06, p. 11A). Un año después hizo exactamente lo contrario al firmar el aumento en 70 por ciento del precio del kilo de tortilla, de cinco pesos a ocho pesos y cincuenta centavos y que muy pocos respetan. El de Morelia fortaleció, así, el oligopolio del maíz en manos de Roberto González Barrera (Maseca), Raymundo Gómez Flores (Minsa) y Rogelio José Ganem (Cargill de México).
Naturalmente que la costosa y abundante publicidad oficial, tanta o más que la del sexenio de Vicente Fox Quesada --a quien ahora pretenden callar algunos de los más serviciales que demócratas del calderonismo como Jorge Fernández Menéndez y María Amparo Casar Pérez --, presenta la incontrolable alza del precio de la tortilla como “un pacto” y “logro del gobierno para fortalecer la economía popular”.
Está muy bien que el titular del Ejecutivo proclame que no dará tregua a la delincuencia y reconozca que “la sociedad está harta”. No le importa que también fuera uno de los discursos más pronunciados por Fox Quesada , ahora en plena rebeldía para que el exsecretario de Energía no desmonte Foxilandia --como si la realidad se compadeciera de la ficción, y no se exhiban las gigantescas operaciones fraudulentas en las secretarías de Hacienda, Educación, Comunicaciones y lo que se acumule en beneficio de los hijos putativos de Fox , Martha María Sahagún Jiménez , amigos y socios que todavía disfrutan de las mieles del poder desde el gabinete de Calderón y el Comité Ejecutivo Nacional panista.
Con la presentación de la Estrategia integral de prevención del delito y combate a la delincuencia se reconoce implícitamente que los resultados de 100 días de combate al narcotráfico y el crimen organizado son magros, sobre todo publicitarios.
Sólo así se comprende que el empleado número uno del país se disfrace de ciudadano y exija de manera urgente una policía “honesta, limpia y confiable”.
En una carrera frenética contra el tiempo está inmerso Felipe de Jesús Calderón Hinojosa para dar cumplimiento a los 100 compromisos que se propuso para los primeros 100 días de gobierno.
¿Por qué 100 y no 123 compromisos de gobierno? ¿Por qué 100 días de gobierno y no 456? ¡Vaya usted a saber! Son los rituales de la conmemoración y los secretos de la numerología de las elites dominantes que permean a toda la sociedad, la someten a los festejos y al consumismo sin límites.
En esa carrera contra el reloj que él mismo se impuso, el michoacano dio por cumplidos, sólo el día 7, los compromisos números 1, 4, 14, 15 y 18. ¿Cuáles son? Poco importa. Interesa que la sociedad se entere que está cumpliendo, gobernando. Nada más.
Y sobre todo que la legitimidad que sus adversarios políticos le niegan que ganó en las urnas, obtenerla gobernando. Y así conquistar mayor legitimidad presidencial como sucede exitosamente, a juicio de José Antonio Crespo Mendoza . Preciosa democracia ésta que lo que no se gana en las urnas, después lo obtienen gobernando, como bien replicó, el lunes 5, Lorenzo Meyer Cosío en Primer Plano de Canal Once.
“En 100 días del gobierno del presidente Calderón ha arrancado la construcción de un México mejor”, reza machaconamente la telecracia y la radiocracia a costa del erario y de los oscuros arreglos que tienen con el nuevo inquilino de Los Pinos.
Tan abundantes son los resultados gubernamentales, que Sergio Aguayo Quezada sólo atinó, en el mismo programa, a agradecer la discreción con que actúa Margarita Zavala Gómez del Campo , exsocia y hermana de Hildebrando . Cierto, pero el recatado protagonismo de la señora viene de menos a más. Sólo el miércoles 7 pronunció tres discursos en tres actos públicos.
Aunque la política nada tiene que ver con los deseos individuales sino con los colectivos, sobre todo cuando se convierten en fuerza material, sería deseable que los 100 compromisos no tengan los mismos desenlaces que los asumidos durante la campaña presidencial.
Rescato uno: “Me voy a poner muy abusado para acabar con los monopolios”, se comprometió en la capital de Tlaxcala Calderón Hinojosa ante ganaderos y agricultores ( El Sol de México , 6-II-06, p. 11A). Un año después hizo exactamente lo contrario al firmar el aumento en 70 por ciento del precio del kilo de tortilla, de cinco pesos a ocho pesos y cincuenta centavos y que muy pocos respetan. El de Morelia fortaleció, así, el oligopolio del maíz en manos de Roberto González Barrera (Maseca), Raymundo Gómez Flores (Minsa) y Rogelio José Ganem (Cargill de México).
Naturalmente que la costosa y abundante publicidad oficial, tanta o más que la del sexenio de Vicente Fox Quesada --a quien ahora pretenden callar algunos de los más serviciales que demócratas del calderonismo como Jorge Fernández Menéndez y María Amparo Casar Pérez --, presenta la incontrolable alza del precio de la tortilla como “un pacto” y “logro del gobierno para fortalecer la economía popular”.
Está muy bien que el titular del Ejecutivo proclame que no dará tregua a la delincuencia y reconozca que “la sociedad está harta”. No le importa que también fuera uno de los discursos más pronunciados por Fox Quesada , ahora en plena rebeldía para que el exsecretario de Energía no desmonte Foxilandia --como si la realidad se compadeciera de la ficción, y no se exhiban las gigantescas operaciones fraudulentas en las secretarías de Hacienda, Educación, Comunicaciones y lo que se acumule en beneficio de los hijos putativos de Fox , Martha María Sahagún Jiménez , amigos y socios que todavía disfrutan de las mieles del poder desde el gabinete de Calderón y el Comité Ejecutivo Nacional panista.
Con la presentación de la Estrategia integral de prevención del delito y combate a la delincuencia se reconoce implícitamente que los resultados de 100 días de combate al narcotráfico y el crimen organizado son magros, sobre todo publicitarios.
Sólo así se comprende que el empleado número uno del país se disfrace de ciudadano y exija de manera urgente una policía “honesta, limpia y confiable”.
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