miércoles, enero 10, 2007

DESOBEDIENCIA CIVIL

DESOBEDIENCIA CIVIL

El concepto de “DESOBEDIENCIA CIVIL”, proviene del filósofo estadounidense HENRY DAVID THOREAU, que expresa su pensamiento en el libro del mismo nombre; dos son las razones éticas que lo motivan a externar su indignación ante las injusticias que comete el gobierno de su país: a) la esclavitud a la que estaba sometida la población negra, y, b) la artera guerra de intervención en nuestro país, en la que Estados Unidos nos despoja de más de la mitad de nuestro territorio.

Los puntos sobresalientes de su filosofía son: “El mejor gobierno es el que no gobierna”, que si se llega a dar, será cuando en la sociedad ya no haya injusticia social, cuando los ciudadanos cumplamos con nuestros deberes cívicos, cuando el trabajo sea considerado una bendición, no un castigo; por el momento este planteamiento es una utopía. El otro es que el gobierno es tan sólo el medio escogido por el pueblo para ejecutar su voluntad, pero que el gobierno no es perfecto y puede ser objeto de prácticas deshonestas y pervertirse antes de que el pueblo tenga tiempo de actuar por medio de él. (Aquí cabe la reflexión de la importancia que tienen los medios de comunicación, los que desgraciadamente son cómplices del poder).

Por lo tanto Thoreau apela a la conciencia del ciudadano, (entendida como compromiso total , lealtad, congruencia hasta sus últimas consecuencias, sentido de justicia social), y se pregunta si éste tiene la obligación de renunciar a ella y someterse a los intereses del gobierno, o por el contrario, actuar con rectitud.

Señala que el Estado utiliza a los hombres como masa, como máquinas, sin discernimiento, ni sentido moral, y los coloca al mismo nivel de objetos inanimados, por esto los califica de buenos ciudadanos.

Sin embargo, siempre existe un grupo muy reducido -como los héroes, los patriotas, los reformados en sentido superior- que sirven al Estado pero también con la conciencia, y por eso le presentan resistencia, por lo que suelen ser tratados como enemigos por él.

Estos hombres reconocen el derecho a rebelarse, a no prestar lealtad al gobierno y a resistirse a él cuando su tiranía o su ineficacia son grandes e insoportables, y sostiene que las personas sensatas no dejarán la justicia a merced del azar, ni permitirán que la injusticia prevalezca gracias al poder de la mayoría, que por conveniencia, apatía, ignorancia, aceptan sin protestar.

Pero también, por otro lado, mencionada que aquellas personas que se atreven a resistirse a un gobierno injusto, deben estar dispuestas a enfrentar las consecuencias de su rebeldía, a luchar con valor, con honestidad en pos de su ideal, para esto es necesario tener una vida interior y una convicción profunda, no tener miedo, o al menos, no permitir que el miedo lo paralice, y estar dispuesto a todo, inclusive a ser encarcelado, y a empezar de nuevo si es necesario, pues eso es lo que hace a los hombres seres libres y dueños de su destino; por eso la desobediencia civil, para cualquier persona dotada de conciencia, con ética y sentido moral, es un deber.

No existirá nunca un Estado realmente libre e ilustrado hasta que el Estado alcance a reconocer al individuo como el poder más alto e independiente, de quien deriva todo su poder y autoridad y lo trate en consecuencia.

Esta filosofía de Thoreau, permite que Estados Unidos de Norteamérica surja la DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS CIVILES, en la que se apoyarían Gandhi, Martin Luther King y Nelson Mandela.

HASTA DONDE OBEDECER LA LEY

De la Resistencia Popular a la Desobediencia Cívica

¿Con qué criterios objetivos cabe legitimar una transgresión a la ley?

La conciencia que cada uno tiene del bien y del mal no basta para justificar la transgresión de la norma jurídica. En una democracia, hay que respetar por principio la ley, que es la garantía de la paz social y la expresión de la voluntad popular. Por esta razón, es indispensable comprender las diferencias entre lo que es Desobediencia Cívica y Desobediencia Civil, ya que a menudo son confundidas; sin embargo, cada una concierne a realidades muy diferentes.

DESOBEDIENCIA CIVICA: cuestiona un orden jurídico injusto, y el objetivo es obtener el reconocimiento a un nuevo derecho: a la vivienda, a la salud, a un medio ambiente sano, por lo que constituye una expresión de la ciudadanía.

El fundamento de DESOBEDIENCIA CIVIL es totalmente diferente. Henry David Thoreau la definió como el derecho a rebelarse, en nombre de una sola conciencia individual contra las leyes vigentes. Esa desobediencia del individuo a las reglamentaciones del Estado es el estandarte de los defensores de un derecho llamado “NATURAL” por oposición a la ley democrática, y erige a la CONCIENCIA como el censor del orden social, con todas las ambigüedades que esa actitud pueda encerrar, como fue el caso de los colonos israelíes negándose abandonar los territorios ocupados, o el de los militantes antiaborto que se encadenan frente a las clínicas. Como la sola lógica de las convicciones personales no es suficiente para justificar una acción contraria a la ley, y a fin de llevar a cabo una desobediencia legítima, es necesario apoyarse en el Derecho Internacional, a las leyes nacionales, a la jurisprudencia, ya que autorizan en ciertas circunstancias resistir a la autoridad.

Esta transgresión se justifica en nombre de los derechos fundamentales reconocidos por la DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS, o por los preámbulos de numerosas Constituciones; esos textos tienen un valor jurídico y moral superior a las leyes ordinarias.

La DESOBEDIENCIA CIVIL se debe aplicar como un modo de acción excepcional cuando toda otra forma de cambiar la ley ha fracasado. Transformar el orden social, cambiar la ley, es ante todo actuar en el marco de las instituciones, no hay que olvidar que es la ley votada por los representantes del pueblo la que legalizó esas conquistas que conllevaron presiones y luchas, que dieron resultado cuando lograron movilizar, o, al menos, convencer a una parte significativa de la ciudadanía.

Los cambios no son rápidos ni fáciles, y así lo enseña la historia, por lo que es indispensable, antes de comprometerse a participar en esta lucha, estar dispuesto a respetar los principios fundamentales para alcanzar el éxito:

  • RAZONAMIENTO
  • ORGANIZACIÓN
  • DISCIPLINA

Para poder poner en marcha una acción de desobediencia civil, debe primero surgir una causa común que despierte el descontento de la población, como puede ser el fraude electoral.

Esto fue el motivo que en Belgrado 2000, Tbilisi 2003 y Kiev 2004, se dieron tres revoluciones no violentas que derrocaron un poder infame, corrupto, decadente, cualquier cosa, menos democrático, y Rusia pierde la calma.

En Belgrado, Slovodan Milosevic enfrentó manifestaciones masivas cuando fue acusado de fraude electoral, las que parecían espontáneas, cuando en realidad fueron cuidadosamente organizadas.

Después del éxito obtenido en Belgrado, se encendió la imaginación de la oposición y de los activistas georgianos. El fraude electoral ha probado que es un elemento de explosión social, ya que quienes detentan el poder están condenados a cometer un fraude masivo si quieren conservar la silla, por lo tanto se requiere la presencia de Organizaciones Internacionales que avalen la transparencia de la elección, a controlar el escrutinio y a crear las condiciones de un movimiento popular para defender la victoria obtenida en las urnas. En este nuevo tipo de estrategia los medios de comunicación desempeñan un papel relevante.

El Belgrado, el que lleva la batuta es OTPOR (RESISTENCIA), con un estilo que combina operaciones de choque pacíficas y originales, pues el objetivo no es resolver los problemas, sino ganarlos, por lo que e dieron a la tarea de “FORMACIÓN DE FORMADORES”, que son indispensables a fin de intercambiar sus experiencias; su liderazgo no es vertical, sino horizontal, pero también se requiere de epecialistas de lucha no violenta y de profesionales con amplios conocimientos en estrategias políticas. Un movimiento de resistencia sin la guía de uno o varios líderes debidamente preparados, no tiene futuro.

Tampoco tendrá éxito aquel movimiento que se desborda y no tiene un objetivo claro, pues de otra manera se agota y termina por abandonarse.

Actualmente, existe un movimiento a nivel internacional a fin de “eliminar la pobreza”, ya que desde 1974 los grupos de los países ricos se comprometió a destinar el 0.7% de su producto interno bruto (PIB) a la ayuda pública para el desarrollo.

En 1989 esos mismos grupos de poder anunciaban que tras la desaparición de la Unión Soviética, el mundo se beneficiaría al dejar de gastar enormes sumas en armamento, por lo tanto la pobreza se erradicaría en el 2000.

Lamentablemente sabemos que esto no ocurrió. Los grupos dominantes de los países ricos y las élites en el poder de los países pobres no cumplieron con los compromisos asumidos. Peor aún, implementaron políticas comerciales, financieras y tecnológicas que refuerzan las causas del empobrecimiento continuo de las poblaciones que ya se encuentran en la indigencia.

Ante este doble callejón sin salida, los dominantes proponen a los dominados, a los pobres y a los excluídos, aceptar el carácter inevitable y “natural” de la pobreza y la lucha sin piedad por la supervivencia individual; el evangelio de la competitivad sirve actualmente de argumento para explicar y justificar la perennidad de la pobreza.

Ha llegado el momento de declarar ilegal la pobreza, marginarla de la sociedad sobre la base del principio “nadie tiene derecho a ser pobre”, lo que significa concretamente derogar las disposiciones legislativas y administrativas que apoyan los mecanismos de producción y mantenimiento de la pobreza en el mundo, incluso en los países desarrollados.

Es el momento de salir del camino de la prepotencia y las hegemonías imperiales. Lo que la humanidad necesita es un contrato social mundial basado en la aspiración de toda persona y todo pueblo a la dignidad, la justicia, la libertad y la paz.

Síntesis realizada por: Lic. Luz María Acosta Rodríguez

Movimiento de Resistencia Civil Pacíf ica Coyoacán

Bibliografía:

Título: Desobediencia Civi

Autor: Henry David Thoreau

Editado: José J. Olañeta

País: España

Año: 2002

Título: ¿Hasta dónde obedecer la Ley?

Autores: Varios

Editado: Le Monde Diplomatique – Aún creemos en los sueños

País: Chile

Año: 2006

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