viernes, enero 12, 2007

Necesario, impedir la liberación del maíz transgénico, dice investigadora

Aún se desconocen los peligros que esos organismos puedan ocasionar, señala

JOSE GALAN

El actual esquema de normatividad y regulación de organismos genéticamente modificados (OGM) no resuelve satisfactoriamente la incertidumbre ligada con las evaluaciones de riesgos, mucho menos las preocupaciones de la sociedad, afirmó Elena Alvarez-Bullya, investigadora del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (IE-UNAM)

Por ello, propuso que, al no conocerse en detalle los peligros de ese tipo de organismos, resulta necesario mantener la moratoria de su liberación al entorno. En el coloquio Ciencia y Etica en la Globalización, planteó que se requiere más investigación, capacidad institucional para monitoreo y estimación de afectaciones.

Consideró que es importante mantener la moratoria de su liberación al entorno y proporcionar un acceso mucho más abierto y completo tanto a información como a materiales; incluso, señaló, debe evaluarse con tecnologías múltiples y garantizar una participación más activa de la colectividad y especialistas independientes.

La investigadora reveló que 75 por ciento de los cultivos transgénicos en el ambiente son tolerantes a un herbicida, 18 por ciento a plagas de insectos y siete por ciento combinan ambos desarrollos. A escala mundial, casi 68 por ciento de estos casos se han dado en Estados Unidos, y menos de uno por ciento en Europa, donde el tema ha encontrado escepticismo y sospecha. Hasta ahora sólo se han visto riesgos públicos y beneficios privados.

Científicos, poco éticos

Por su parte, Octavio Paredes, miembro de la junta de gobierno, dio ejemplos de ocasiones en que los científicos no han sido éticos; empero, no se trataría de tomar medidas punitivas, sino de ayudar a la toma de decisiones, de analizar a fondo. Se deben generar los mecanismos para que acciones de esta naturaleza se extingan.

Por lo general, las presiones asociadas a la consecución o incremento de prestigio y obtención de recursos económicos, entre otros factores, generan acciones que exigen revisar mejor estos asuntos, comentó durante la mesa El caso de la investigación biomédica y biotecnológica. Destacó que en Corea fueron capaces de detectar con rapidez, dar seguimiento y tomar medidas estrictas a los fraudes relacionados con la clonación. Una buena parte de la respuesta es que ese país, para ese momento, ya disponía de comités de ética con alto entrenamiento y autoridad para actuar.

En su turno, Amanda Gálvez, directora del Programa Universitario de Alimentos (PUAL), al tocar el problema de maíz transgénico en México, se preguntó sobre las medidas a adoptar, toda vez que se ya se sabe que este tipo de cultivos pueden llegar hasta zonas con especies endémicas, como Oaxaca. Otra interrogante es si lo anterior es una dificultad relacionada con la legislación, de control o en realidad es de ética. En el caso del algodón, por ejemplo, han resuelto problemas de contaminación por insecticida. Las plantaciones recibían hasta 21 rociadas; con el primer transgénico la cifra bajó a siete, y con el que se tiene ahora disminuyó a una.

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