miércoles, octubre 25, 2006

Articulo de Fondo - Escepticismo

Por Sergio Aguayo Quezada.-

Hay quienes refunfuñan porque a Felipe Calderón se le regatea la luna de miel concedida a todo gobernante recién llegado. Pero, ¿cómo dársela cuando un proyecto tan importante como el México 2030 huele tanto a naftalina?

En medio de fanfarrias, Felipe Calderón presentó su proyecto 2030 el pasado 10 de octubre. Entre sus metas está que México forme parte de las cinco economías más importantes del mundo, que el ingreso per cápita llegue a los 30 mil dólares y que la pobreza extrema esté erradicada. Para enriquecerlo octubre se convirtió en el mes de los foros que para Calderón “son una invitación abierta a la ciudadanía para expresar ideas a través de una metodología eficaz y lograr conclusiones y acuerdos posibles. Tiene como objetivo el ponernos de acuerdo en cómo queremos que sea México en mediano y largo plazo”. Carlos Medina Placencia, el coordinador general del proyecto, añadió que se trata de una iniciativa novedosa. ¿A poco?

A golpes de foro se ha cincelado una venerable tradición mexicana. El Instituto de Estudios Políticos, Económicos y Sociales (el legendario IEPES) del PRI estaba fogueado en esas lides. Ni el destape, ni la cargada, ni el besamanos, nada lo distraía de su oficio de tejedor de rituales sostenidos por valores compartidos.

Para el sistema, los foros eran una forma de hacer que El Candidato pareciera tomar en cuenta las opiniones de todos aunque la mayoría de las veces sólo se legitimaran políticas ya tomadas.

Quienes iban a opinar sabían que había mucho de faramalla porque lo pronunciado en un foro rara vez se traducía en política pública. Se iba porque era una forma de codearse con los iguales y diferenciarse de los desiguales; no era lo mismo sentarse en la sombrita y entretenerse mientras tocaba el turno de hablar, que insolarse esperando durante horas al futuro presidente. Y siempre estaba la esperanza de que, con suerte, lo ahí dicho, sería valorado por El Señor que mostraría su agrado, sabiduría y magnanimidad abriendo el arcón de las asesorías y los cargos para hacer una de esas ofertas que cambiarían la vida de cualquiera.

La rutina pareció romperse después de la elección de Vicente Fox. Los foros para la Reforma del Estado convocados por Porfirio Muñoz Ledo y Ricardo Valero, entre otros, tuvieron un enorme éxito por la pluralidad y entusiasmo de quienes participamos. ¡Cuánta energía y creatividad fluyó en aquellas reuniones realizadas en salas contiguas por las que iba apareciendo Porfirio! ¡Con cuánta determinación y astucia reaccionaron Vicente Fox y su gobierno para archivar e ignorar lo consensuado en los foros!

Lo anterior explica una porción del escepticismo que me despiertan los foros del Proyecto 2030. Pero hay otras razones para la duda. Las prisas, por ejemplo. Dedican un sólo mes, octubre, a un complejísimo ejercicio de prospectiva que requiere la inclusión de un sinnúmero de variables. Es poco serio apretujar en unos cuantos días lo que en países serios lleva años.

La incredulidad también se abreva del objetivo expresado por Felipe Calderón de lograr un gobierno de coalición. Ante ello, ¿para qué emitir opiniones cuando se desconocen los compromisos que asumirá el nuevo gobierno con los integrantes de la coalición? Supongamos que se unen al Panal ¿Tiene sentido opinar sobre educación si ignoramos lo que quiere "La Maestra" y sus asociados? ¿Sirve de algo hablar sobre medios de comunicación cuando se ignora la postura del PRI, el Verde y, sobre todo, las televisoras? ¿Vale la pena disertar sobre los casinos cuando existe el riesgo de que Kamel Nacif agarre el celular y se ponga a legislar entre risotadas y mentadas de madre?

Los foros de octubre, finalmente, se ven afectados por el problema no resuelto de cómo incorporar la opinión ciudadana a la gestión pública. Ni el viejo PRI, ni el atrabancado Fox, ni el vociferante PRD han sido capaces de romper con el viejo molde y han vaciado de contenido a la ciudadanización. En la raíz está la reticencia a permitir que la ciudadanía ingrese en los conciliábulos donde se deciden las políticas públicas. El resultado es que la mayoría de los foros organizados desde el poder terminan siendo ritos irrelevantes cuyo objetivo es legitimar al gobernante o servir de tapete para alguna carrera política.

Algún(a) ferviente calderonista respondería que aun reconociendo la validez de estos argumentos la participación ciudadana es indispensable porque, además de ser sensata y legítima, puede contener a los intereses creados. Pero si de ideas se trata, hay pilas de documentos con propuestas de la sociedad sobre casi todos los temas.

Algunas conclusiones de los foros para la Reforma del Estado sólo requieren una desempolvada; y si se quiere algo más actualizado, Miguel Basañez hizo una muy buena síntesis, en Enfoque de Reforma (“Ausencia de un proyecto nacional”, 22 de octubre de 2006), de las diferentes propuestas surgidas de la ciudadanía a raíz del proceso electoral.

En el trasfondo del escepticismo está el enigma del otoño: ¿Hasta dónde querrá llegar el presidente electo? ¿Cuál será el margen de maniobra que tendrá? El desconocimiento viene de que durante su campaña evitó al máximo los foros donde podía ser cuestionado y los diálogos sustantivos se dieron en ambientes controlados.

Sigue entonces que lo prudente es esperar a que demuestre sus intenciones y alcances.

En tanto eso pasa, los foros del 2030 huelen a rancio y quedan como un esfuerzo de legitimación política del presidente electo; lo novedoso es que son cerrados. Para entretenerse está mejor el espectáculo de Vicente Fox cazando micrófonos y persiguiendo aplausos.


La miscelánea

En la galaxia de los partidos, Martha Delgado se quedó huérfana. Llegó a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) a través del partido México Posible pero éste perdió el registro en el 2003. Superó el lastre de la independencia en un ambiente controlado por los partidos y realizó un intenso trabajo a favor del medio ambiente y del agua y rindió cuentas precisas este martes 24 de octubre. Es bueno saber que de las 153 sesiones realizadas en la ALDF asistió a 141 y se ausentó en las otras 12 por trabajos para la Asamblea. Se trata de un ejercicio saludable de rendición de cuentas que también realizaron otras dos diputadas: la panista Irma Islas y la perredista Silvia Oliva. En este caso se confirma que las mujeres son más responsables que los varones.

Comentarios: Fax 56 83 93 75; e-mail:
sergioaguayo@infosel.net.mx 25/10/2006

!! Sufragio Efectivo No Imposición !!

!! AMLO Presidente Legítimo de los Mexicanos !!

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