Enviado por Forumenlinea
Eduardo Ibarra Aguirre
Los rituales del presidencialismo exacerbado, con todo y alternancia democrática, contemplaban el balance de los primeros 100 días de gobierno. Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa introdujo una modalidad: el corte de caja de los primeros 45 días.
Se comprende la prisa por presentar resultados, sobre todo si no omitimos la aguda falta de legitimidad con que el candidato presidencial del Partido Acción Nacional --el de “las manos limpias y el empleo” y de “los pacíficos”--, arribó a Los Pinos. Sellado, además, por el litigio poselectoral de mayor duración y que generó las concentraciones partidistas y ciudadanas más multitudinarias de que se tenga registro.
Precisamente las anteriores circunstancias, que perduran en los últimos seis meses y medio, son las que explican el afán tempranero de Calderón por presentar a los mexicanos un balance que por los más que raquíticos resultados, puede sembrar inquietud e intranquilidad entre los destinatarios.
Sobre todo si nos atenemos al franco juicio del michoacano: “Lo digo con toda honestidad, si echa uno la mirada hacia atrás y mira el panorama que se vislumbraba para mi gobierno hace 50 días, hace dos meses o menos, pues era terriblemente más sombrío y desalentador de lo que ha resultado”.
Además de confundir el número de días transcurridos desde la accidentadísima colocación de la banda presidencial sobre su pecho, gracias al operativo del Estado Mayor Presidencial y la muy discreta anuencia de los legisladores clave del Partido de la Revolución Democrática, Calderón Hinojosa revela que el arranque fue “terriblemente más sombrío” de lo que esperaba.
Pero confunde el “desalentador” momento en que arrancó su gobierno y en el que se encuentra hoy, con la marcha del país significada por:
1. Un severo repunte inflacionario.
2. La ofensiva de trasnacionales, especuladores y agiotistas en contra del maíz, otros productos que forman parte de la canasta básica y diversos servicios y tarifas.
3. El peligrosísimo protagonismo de la cúpula del Ejército en tareas policiacas.
4. El agravio sistemático de los derechos humanos en Oaxaca y otras entidades por el Ejército vestido de gris como Policía Federal Preventiva o de verde como Mexicano.
5. La anticonstitucional concentración de los mandos de la Agencia Federal de Investigación y la PFP en un solo hombre.
6. El persistente pago de cuotas con espacios institucionales y concesiones públicas a los poderes fácticos que condujeron a Calderón a Los Pinos.
7. El ajuste criminal de cuentas en las filas del panismo de Guerrero, Aguascalientes y la zona metropolitana del Valle de México.
8. El fortalecimiento de compromisos y alianzas con gobernantes priístas impunes como Ulises Ruiz Ortiz y Mario Marín Torres, caciques como Elba Esther Gordillo Morales y Víctor Flores Morales, dirigentes legislativos y partidistas como Emilio Gamboa Patrón y Manlio Fabio Beltrones Rivera.
“Hoy México vive con más tranquilidad y certidumbre”, aseguró honestamente Calderón. De esta manera, entramos tempranamente al fantasioso submundo de Felipelandia, cuando el país todavía no acaba de salir de la terrible pesadilla conocida como Foxilandia y que, entre otras tragedias, dejó a los mexicanos a merced del narcotráfico y el crimen organizado.
Para que nadie lo dude: “México está en orden y en paz”. Lo asegura Felipe del Sagrado Corazón de Jesús. Exactamente lo mismo afirmaron, la última semana de noviembre de 2006, Carlos María Abascal Carranza y Vicente Fox Quesada. Y ahora padecemos, sin el engañoso auxilio de las encuestas a modo y la manipulación mediática, “el orden y la paz” que nos heredó la corrupta pareja presidencial.
Es el mismo juego de palabras, cifras y hasta imágenes.
Acuse de recibo
El periodista Julián Rodríguez Marín comenta sobre Debate impostergable (10-I-07): “Totalmente de acuerdo contigo en la necesidad de que urge el debate sobre las causas de la derrota, o de cómo se perdió la elección, pero sin visiones maniqueas, sin soberbia y con mucha humildad. Fox y los empresarios hicieron su papel en la guerra de propaganda, pero hay que hacer cuentas también del triunfalismo, de la falta de preparación para frenar las maniobras organizativas de un fraude, para amarrar las manos al IFE, para garantizar la vigilancia de casillas y el acopio de las actas electorales. Hay muchos aspectos de la lucha electoral que deben ser aclarados. No perdió una persona, perdimos millones que confiamos en un liderazgo. Se perdió una oportunidad histórica para que las organizaciones de izquierda y centroizquierda conquistaran el gobierno. Este debate es urgente, no sabemos en cuanto tiempo se puedan generar de nuevo condiciones favorables para un cambio hacia la izquierda. Muchas generaciones lucharon por ello, y no sabemos cuántas generaciones más deberán luchar nuevamente por este cambio. No se trata de no llorar, sino de tener claro qué falló, y también quiénes fallaron.”
Eduardo Ibarra Aguirre
Los rituales del presidencialismo exacerbado, con todo y alternancia democrática, contemplaban el balance de los primeros 100 días de gobierno. Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa introdujo una modalidad: el corte de caja de los primeros 45 días.
Se comprende la prisa por presentar resultados, sobre todo si no omitimos la aguda falta de legitimidad con que el candidato presidencial del Partido Acción Nacional --el de “las manos limpias y el empleo” y de “los pacíficos”--, arribó a Los Pinos. Sellado, además, por el litigio poselectoral de mayor duración y que generó las concentraciones partidistas y ciudadanas más multitudinarias de que se tenga registro.
Precisamente las anteriores circunstancias, que perduran en los últimos seis meses y medio, son las que explican el afán tempranero de Calderón por presentar a los mexicanos un balance que por los más que raquíticos resultados, puede sembrar inquietud e intranquilidad entre los destinatarios.
Sobre todo si nos atenemos al franco juicio del michoacano: “Lo digo con toda honestidad, si echa uno la mirada hacia atrás y mira el panorama que se vislumbraba para mi gobierno hace 50 días, hace dos meses o menos, pues era terriblemente más sombrío y desalentador de lo que ha resultado”.
Además de confundir el número de días transcurridos desde la accidentadísima colocación de la banda presidencial sobre su pecho, gracias al operativo del Estado Mayor Presidencial y la muy discreta anuencia de los legisladores clave del Partido de la Revolución Democrática, Calderón Hinojosa revela que el arranque fue “terriblemente más sombrío” de lo que esperaba.
Pero confunde el “desalentador” momento en que arrancó su gobierno y en el que se encuentra hoy, con la marcha del país significada por:
1. Un severo repunte inflacionario.
2. La ofensiva de trasnacionales, especuladores y agiotistas en contra del maíz, otros productos que forman parte de la canasta básica y diversos servicios y tarifas.
3. El peligrosísimo protagonismo de la cúpula del Ejército en tareas policiacas.
4. El agravio sistemático de los derechos humanos en Oaxaca y otras entidades por el Ejército vestido de gris como Policía Federal Preventiva o de verde como Mexicano.
5. La anticonstitucional concentración de los mandos de la Agencia Federal de Investigación y la PFP en un solo hombre.
6. El persistente pago de cuotas con espacios institucionales y concesiones públicas a los poderes fácticos que condujeron a Calderón a Los Pinos.
7. El ajuste criminal de cuentas en las filas del panismo de Guerrero, Aguascalientes y la zona metropolitana del Valle de México.
8. El fortalecimiento de compromisos y alianzas con gobernantes priístas impunes como Ulises Ruiz Ortiz y Mario Marín Torres, caciques como Elba Esther Gordillo Morales y Víctor Flores Morales, dirigentes legislativos y partidistas como Emilio Gamboa Patrón y Manlio Fabio Beltrones Rivera.
“Hoy México vive con más tranquilidad y certidumbre”, aseguró honestamente Calderón. De esta manera, entramos tempranamente al fantasioso submundo de Felipelandia, cuando el país todavía no acaba de salir de la terrible pesadilla conocida como Foxilandia y que, entre otras tragedias, dejó a los mexicanos a merced del narcotráfico y el crimen organizado.
Para que nadie lo dude: “México está en orden y en paz”. Lo asegura Felipe del Sagrado Corazón de Jesús. Exactamente lo mismo afirmaron, la última semana de noviembre de 2006, Carlos María Abascal Carranza y Vicente Fox Quesada. Y ahora padecemos, sin el engañoso auxilio de las encuestas a modo y la manipulación mediática, “el orden y la paz” que nos heredó la corrupta pareja presidencial.
Es el mismo juego de palabras, cifras y hasta imágenes.
Acuse de recibo
El periodista Julián Rodríguez Marín comenta sobre Debate impostergable (10-I-07): “Totalmente de acuerdo contigo en la necesidad de que urge el debate sobre las causas de la derrota, o de cómo se perdió la elección, pero sin visiones maniqueas, sin soberbia y con mucha humildad. Fox y los empresarios hicieron su papel en la guerra de propaganda, pero hay que hacer cuentas también del triunfalismo, de la falta de preparación para frenar las maniobras organizativas de un fraude, para amarrar las manos al IFE, para garantizar la vigilancia de casillas y el acopio de las actas electorales. Hay muchos aspectos de la lucha electoral que deben ser aclarados. No perdió una persona, perdimos millones que confiamos en un liderazgo. Se perdió una oportunidad histórica para que las organizaciones de izquierda y centroizquierda conquistaran el gobierno. Este debate es urgente, no sabemos en cuanto tiempo se puedan generar de nuevo condiciones favorables para un cambio hacia la izquierda. Muchas generaciones lucharon por ello, y no sabemos cuántas generaciones más deberán luchar nuevamente por este cambio. No se trata de no llorar, sino de tener claro qué falló, y también quiénes fallaron.”
No hay comentarios.:
Publicar un comentario