Eduardo Ibarra Aguirre
No se trata de la recomendación amistosa o familiar que estamos acostumbrados a escuchar como despedida, muestra de afecto o preocupación por nuestro futuro.
Se trata, la del encabezado, de la advertencia que a horas de la madrugada, las tres para ser exactos, le hace telefónicamente un anónimo que despierta con más frecuencia a José Raúl Vera López.
El destinatario de las amenazas es el obispo titular de la diócesis de Saltillo, Coahuila, desde el 20 de marzo de 2000, previa remoción --ordenada por Juan Pablo II--, de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, donde se desempeñaba como obispo coadjutor de Samuel Ruiz García.
El abierto compromiso de Vera con la teología de la liberación y con la opción de los pobres, no disminuye su jerarquía religiosa ni su pertenencia a la cúpula católica.
Por ello, el acoso de que es objeto adquiere características preocupantes, graves. Cualquier ciudadano acosado por las autoridades debiera suscitar el registro periodístico y la preocupación de la comunidad. Pero cuando se trata de un obispo, nos muestra en toda su dimensión lo inermes que estamos los simples mortales frente al autoritarismo estatal y de los poderes fácticos.
Vera López le narró a Jaime Avilés (La Jornada, 8-V-07, p. 15) el viacrucis terrenal por el que transita: el identificador de llamadas las registra procedentes de Guerrero, estado del que provienen varios de los soldados que están presos en Monclova, tras la violación tumultuaria de 13 sexoservidoras, durante la noche del 11 al 12 de julio de 2006, en la zona de tolerancia de Castaños, Coahuila.
Incluso una camioneta blanca, perteneciente a la Procuraduría General de la República, en la carretera Monclova-Saltillo siguió insistentemente el vehículo del obispo, le echó las luces altas y se le pegó mucho, “como si tratara de rebasar y no pudiera, aunque nada se lo impedía”.
El obispo de Saltillo no se anda por las ramas. Dice claridoso: “Estoy recibiendo presiones y amenazas para que ya no me meta en el caso de Castaños; me queda muy claro que de eso se trata, y veo la mano de algunas dependencias del gobierno federal para que, al igual que en el caso de Zongolica, los militares acusados tengan total impunidad”.
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos y José Luis Soberanes Fernández “Se han desentendido por completo del asunto”, dice el obispo. A diferencia –digo yo-- del desbordado protagonismo y usurpación de funciones ministeriales mostrados en el caso de la náhuatl Ernestina Ascencio Rosario. Sus familiares, por cierto, se encuentran de visita en el Distrito Federal, arropados por la Secretaría de Gobernación y el gobierno de Veracruz, tras desdecirse de la violación y asesinato de que fue víctima la septuagenaria, presuntamente por cuatro integrantes del Ejército Mexicano.
La aspiración de Soberanes a ser ministro de la Suprema Corte implica que debe ser propuesto por Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, y pareciera que para él bien vale una Concertación para la impunidad, como la llama Miguel Ángel Granados Chapa (Proceso, 6-V-07, pp. 20-25), entre los dos primeros y Fidel Herrera Beltrán.
De los 20 soldados que participaron en el asalto a Castaños y la violación tumultuaria sólo se giraron 14 órdenes aprehensión y hasta hoy sólo fueron capturados siete y uno salió bajo fianza. “Dicen que nos los pueden agarrar porque desertaron”, explica el obispo nativo de Acámbaro, Guanajuato.
Le comparto, finalmente, el crudo pero preciso diagnóstico de Vera López sobre la privilegiada relación entre Calderón Hinojosa y Guillermo Galván Galván, secretario de la Defensa Nacional:
“Me preocupa el giro que están tomando las cosas en el país, donde al Ejército se le está dando carta blanca para que haga y deshaga como si estuviéramos en una dictadura”.
Acuse de recibo
En torno a La prisión política (7-V-07) comenta el médico Mario Rivera Ortiz: “No te preocupes, yo recuerdo que en mi proceso por disolución social, el primero contra un estudiante, en 1952-1953, el fiscal pidió 20 años contra mí y salí absuelto. Ciertamente 54 años después quizás no sea lo mismo”... Informa Enrique Rivera sobre los jóvenes presos en San Luis Potosí por denunciar los daños arquitectónicos y ecológicos que, a su juicio, causa la Minera San Javier: “Hoy al mediodía (6-V-07), los cinco compañeros han sido liberados, esto demuestra que el cacique Marcelo de los Santos Fraga le teme a la unidad y esto nos deja una lección que desde hace muchos años llevamos en nuestro proceder millones de personas en este mundo idiotizado”... Al arribar a la mayoría de edad convencional, que no política menos aún ideológica, el Partido de la Revolución Democrática entregó la medalla Heberto Castillo Martínez a Gerardo Unzueta Lorenzana, veterano periodista y luchador social... Edipo canta aunque la rana cruja se llama el concierto que dará el jueves 10, por el Día de las Madres, el periodista Jorge Saldaña, en el Teatro de la Ciudad, Donceles 36, en el Centro Histórico del DF, a las 18 horas.
forum@forumenlinea.com
www.forumenlinea.com
Se trata, la del encabezado, de la advertencia que a horas de la madrugada, las tres para ser exactos, le hace telefónicamente un anónimo que despierta con más frecuencia a José Raúl Vera López.
El destinatario de las amenazas es el obispo titular de la diócesis de Saltillo, Coahuila, desde el 20 de marzo de 2000, previa remoción --ordenada por Juan Pablo II--, de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, donde se desempeñaba como obispo coadjutor de Samuel Ruiz García.
El abierto compromiso de Vera con la teología de la liberación y con la opción de los pobres, no disminuye su jerarquía religiosa ni su pertenencia a la cúpula católica.
Por ello, el acoso de que es objeto adquiere características preocupantes, graves. Cualquier ciudadano acosado por las autoridades debiera suscitar el registro periodístico y la preocupación de la comunidad. Pero cuando se trata de un obispo, nos muestra en toda su dimensión lo inermes que estamos los simples mortales frente al autoritarismo estatal y de los poderes fácticos.
Vera López le narró a Jaime Avilés (La Jornada, 8-V-07, p. 15) el viacrucis terrenal por el que transita: el identificador de llamadas las registra procedentes de Guerrero, estado del que provienen varios de los soldados que están presos en Monclova, tras la violación tumultuaria de 13 sexoservidoras, durante la noche del 11 al 12 de julio de 2006, en la zona de tolerancia de Castaños, Coahuila.
Incluso una camioneta blanca, perteneciente a la Procuraduría General de la República, en la carretera Monclova-Saltillo siguió insistentemente el vehículo del obispo, le echó las luces altas y se le pegó mucho, “como si tratara de rebasar y no pudiera, aunque nada se lo impedía”.
El obispo de Saltillo no se anda por las ramas. Dice claridoso: “Estoy recibiendo presiones y amenazas para que ya no me meta en el caso de Castaños; me queda muy claro que de eso se trata, y veo la mano de algunas dependencias del gobierno federal para que, al igual que en el caso de Zongolica, los militares acusados tengan total impunidad”.
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos y José Luis Soberanes Fernández “Se han desentendido por completo del asunto”, dice el obispo. A diferencia –digo yo-- del desbordado protagonismo y usurpación de funciones ministeriales mostrados en el caso de la náhuatl Ernestina Ascencio Rosario. Sus familiares, por cierto, se encuentran de visita en el Distrito Federal, arropados por la Secretaría de Gobernación y el gobierno de Veracruz, tras desdecirse de la violación y asesinato de que fue víctima la septuagenaria, presuntamente por cuatro integrantes del Ejército Mexicano.
La aspiración de Soberanes a ser ministro de la Suprema Corte implica que debe ser propuesto por Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, y pareciera que para él bien vale una Concertación para la impunidad, como la llama Miguel Ángel Granados Chapa (Proceso, 6-V-07, pp. 20-25), entre los dos primeros y Fidel Herrera Beltrán.
De los 20 soldados que participaron en el asalto a Castaños y la violación tumultuaria sólo se giraron 14 órdenes aprehensión y hasta hoy sólo fueron capturados siete y uno salió bajo fianza. “Dicen que nos los pueden agarrar porque desertaron”, explica el obispo nativo de Acámbaro, Guanajuato.
Le comparto, finalmente, el crudo pero preciso diagnóstico de Vera López sobre la privilegiada relación entre Calderón Hinojosa y Guillermo Galván Galván, secretario de la Defensa Nacional:
“Me preocupa el giro que están tomando las cosas en el país, donde al Ejército se le está dando carta blanca para que haga y deshaga como si estuviéramos en una dictadura”.
Acuse de recibo
En torno a La prisión política (7-V-07) comenta el médico Mario Rivera Ortiz: “No te preocupes, yo recuerdo que en mi proceso por disolución social, el primero contra un estudiante, en 1952-1953, el fiscal pidió 20 años contra mí y salí absuelto. Ciertamente 54 años después quizás no sea lo mismo”... Informa Enrique Rivera sobre los jóvenes presos en San Luis Potosí por denunciar los daños arquitectónicos y ecológicos que, a su juicio, causa la Minera San Javier: “Hoy al mediodía (6-V-07), los cinco compañeros han sido liberados, esto demuestra que el cacique Marcelo de los Santos Fraga le teme a la unidad y esto nos deja una lección que desde hace muchos años llevamos en nuestro proceder millones de personas en este mundo idiotizado”... Al arribar a la mayoría de edad convencional, que no política menos aún ideológica, el Partido de la Revolución Democrática entregó la medalla Heberto Castillo Martínez a Gerardo Unzueta Lorenzana, veterano periodista y luchador social... Edipo canta aunque la rana cruja se llama el concierto que dará el jueves 10, por el Día de las Madres, el periodista Jorge Saldaña, en el Teatro de la Ciudad, Donceles 36, en el Centro Histórico del DF, a las 18 horas.
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