viernes, noviembre 03, 2006

CONFECCIONES

Por Guadalupe Loaeza

“¿Duerme usted bien por las noches, señor Gobernador?”, le preguntó Pepe Cárdenas a Ulises Ruiz telefónicamente durante su noticiario del pasado fin de semana. Inmediatamente se hizo un silencio, para que enseguida el todavía Gobernador dijera que no, que no dormía bien porque estaba, según él, muy preocupado y ocupado por lo que estaba sucediendo en Oaxaca.

Efectivamente, el Gobernador no ha de poder cerrar los ojos por las noches, pero no porque esté preocupado por Oaxaca, sino porque está muerto de miedo. Sí, Ulises Ruiz tiene miedo de caer; tiene miedo de verse obligado a renunciar porque su permanencia en su cargo no hace más que irritar aún más los ánimos; tiene miedo porque no gobierna su Estado; tiene miedo porque nadie le cree y tiene miedo porque nadie lo quiere en Oaxaca. Incluso los priistas de la Cámara Alta ya lo están exhortando a “reconsiderar separarse de su cargo”, y contribuir así al establecimiento de la gobernabilidad.Ulises, y su bigotito ridículo; Ulises, y su mirada turbia; Ulises, y su cinismo exasperante; Ulises, y su autodefensa chafa; Ulises, y sus mentiras; Ulises, y sus chanchullos; Ulises, y sus tranzas; Ulises, y sus mañas; Ulises, y su soberbia de quinta; Ulises, y su “importamad...”; Ulises, y su arcaico discurso priista; Ulises, y su absoluta falta de ética. Y por último, Ulises, el antónimo del Ulises de la Odisea (en lo único que se parece al héroe de Homero, es que Ulises Ruiz nunca está en su casa, en Oaxaca).

Es evidente que el Gobierno del Estado y el Gobierno federal quieren dar la impresión de que las acciones que han tomado están en el marco de la Ley, que el “operativo ha arrojado un saldo blanco”, pero en realidad no es cierto. No es así. Hay muertos, desaparecidos, detenidos y se ha reportado que una caravana que salía de Tlaxiaco hacia la ciudad de Oaxaca fue detenida y agredida por aproximadamente 200 elementos de la PFP que la esperaban para impedirle el avance a la capital del Estado. Aún no se sabe el paradero de muchos de ellos. De ahí que insistamos en decir que no es cierto que la situación en Oaxaca esté bajo control. Es todo lo contrario. Lo que intentan tanto el Gobierno del Estado como el federal, es mandar señales de que la gran mayoría de la población es víctima de los grupos en conflicto, es decir la APPO, la sección 22 y el Gobierno del Estado.

Se esperaba que con la intervención la gente se escondiera en sus casas, que no saliera a la calle, pero no ha sido así. Al contrario. Nada más saben que hay balazos o avanzada de la PFP, para que de inmediato se congreguen en el lugar de los hechos. Hay que decir que desde el domingo, la ciudadanía en general se ha volcado a las calles. Precisamente ha habido marchas simultáneas que llegaron al Zócalo y rodearon a la PFP. Después de lanzar la consigna más sentida del pueblo: ¡¡¡Ya cayó, ya cayó, Ulises, ya cayó!!! Y para evitar una confrontación que pudiera tener consecuencias mayores, decidieron alejarse unas cuadras y dirigirse a Santo Domingo. Allí hubo un mitin y se decidió establecer el plantón permanente que va a estar día y noche resistiendo de manera pacífica.

El martes, a las 4 de la tarde, hubo una rueda de prensa organizada por la Red Oaxaqueña de Derechos Humanos que informó que el saldo de la jornada del lunes fue de tres muertos, cinco heridos graves, 23 detenidos certificados y cinco desaparecidos. Queremos pensar que hay muchas más víctimas; sin embargo ésos son los datos oficiales.De la caravana que venía de Tlaxiaco, la PFP detuvo a 17 personas y los detenidos fueron golpeados desconociendo el lugar donde fueron recluidos. En el documento se lee: “Estos hechos de represión tanto del Gobierno estatal como del Gobierno federal constituyen diversos delitos del orden local, nacional e internacional que son: Ejecución extra judicial. Uso excesivo de la fuerza pública. La desaparición forzada de personas. Cateos ilegales y allanamiento de morada. Violación de derecho a la libre expresión y manifestación de las ideas. Todos estos delitos violan tratados y convenios internacionales suscritos por el Gobierno mexicano”.

No hay duda de que la muerte del periodista norteamericano Bradley Will fue el pretexto del Gobierno federal para la intervención en Oaxaca. Vayamos a la reconstrucción de los hechos. Bradley se encontraba en Oaxaca desde hacía dos meses cubriendo el proceso político. Era reportero y pertenecía a la organización de medios alternativos “Indymedia”. Su trabajo estaba enfocado sobre todo al aspecto humano del conflicto, por eso tenía que estar presente donde se generara la noticia. El 27 de octubre salió con un compañero observador internacional de derechos humanos, rentaron una moto para poder movilizarse mejor. Estuvieron al mediodía haciendo entrevistas alrededor del local de Radio Universidad y ya entrada la tarde, les avisaron que había una balacera, a donde se dirigieron. Cuando llegaron, según testimonio de los periodistas, había mucha agitación en el lugar, porque momentos antes habían quemado un vehículo y se había dado un enfrentamiento entre simpatizantes de la APPO y priistas del lugar encabezados por integrantes del Ayuntamiento de Santa Lucía del Camino. Un grupo de personas se reorganizó para manifestar contra estos hechos. Apenas había empezado la marcha y nuevamente comenzaron los disparos. La gente se replegó, pero un grupo de 40 jóvenes trató de repeler la agresión con cuetones. Luego fueron por un camión que habían retenido e intentaron usarlo como barricada para protegerse de los balazos. Detrás del camión venía el grupo de reporteros, entre ellos Bradley, Francisco Olvera de La Jornada, un camarógrafo de Televisa, el fotógrafo de Milenio, Oswaldo Ramírez, y el periodista Diego Osorno. Llegaron a la altura de la casa, de una supuesta líder priista de donde salían los balazos y se ubicaron a la mitad de la calle. De la otra parte, empezaron a salir personas armadas. Eran aproximadamente las 5 de la tarde. Diego Osorno especifica que vio a dos tipos con rifles R15 que comenzaron a disparar una primera ráfaga. La gente en el lugar se tiró al suelo y Oswaldo Ramírez recibió un rozón en la rodilla. Se detonó una segunda ráfaga y allí fue donde una bala se dirigió derechito hacia la boca del estómago de Bradley. Enseguida vino otra que le entró por un costado. A partir de ese momento fue el caos. Y el caos que sigue y seguirá si Ulises Ruin no cae.

¿Cuántos periodistas y cuántos oaxaqueños más tendrán que caer?


Guadalupe Loaeza es escritora mexicana.

!!Fuera URO y PFP de Oaxaca!!

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