Por María Teresa Jardí
Con el avance de los siglos, para no vivir en medio de la ley de la selva, como se vivía en el feudalismo y como se vive en las dictaduras, los pueblos se inventaron la firma de lo que se conoce como el pacto social, y aunque al paso del tiempo el capitalismo logró imponer todas las reglas, sobre todo después de la caída del muro porque no nos tomamos la molestia de analizar lo malo de la aplicación del socialismo pero las bondades de esa forma civilizada de vida, nace la idea de democracia y se llega a creer que esa es la forma menos perversa, de entre las formas, de abuso de poder.
Con esa firma, digamos virtual, se justifica la existencia de los gobiernos, y de los que gobiernan, a los que pueden elegir o repudiar los pueblos.
De hecho en otros lugares funcionan así las cosas.
Pero no en las repúblicas bananeras y México es hoy la más bananera de las repúblicas que existen en el mundo.
La democracia presume como requisito indispensable la existencia de un Estado de Derecho, social de preferencia, donde el pueblo le entrega la capacidad de aplicar la ley al gobernante que elige para que lo sirva y el gobernante al que viole las normas, que se establecen también de común acuerdo, a través del Poder Legislativo representante del pueblo, como presupuesto para vivir civilizadamente, adquiere el derecho de aplicar la fuerza con los límites que la propia ley le marca, so pena de ser castigado por el exceso, no aceptable, de la fuerza.
Y cuando el gobernante es el que viola la ley, la estructura ética de las instituciones, que existen en los Estados de Derecho, contempla los mecanismos legales para que sea de inmediato destituido, investigado e incluso castigado, si la violación así lo amerita.
Y eso era lo único (aplicación de la ley) que demandaba el movimiento ciudadano al pedir el recuento de voto por voto, casilla por casilla, en virtud del fraude cometido por la Presidencia y el IFE. Pero, fraude que se eligió, con el concurso de los tres poderes, que fuera debidamente avalado e incluso "legalizado" por el tan bien comprado TRIFE mexicano.
Y todavía tienen el cinismo de pedir a los gobernados que les demos un voto de confianza a los nuevos magistrados de esa institución, como el IFE, inservible.
Así como es impensable (en un Estado de Derecho) que un gobernante exhibido como "góber precioso" y como comprado, por otro sujeto de similar calaña, con dos botellas de coñac, siga al frente ni del más alejado y abandonado de los municipios y más impensable aún que los que forman el trío y el cuarteto de impresentables sean al alimón jefe de la policía y coordinador político del Poder Legislativo en tratándose de violación de menores y de trata de blancas, entre otras cosas, igual de criminales.
Y eso era lo único (impartición de justicia como parte del Estado de derecho) que demandaba el pueblo de Oaxaca. Pero los legisladores le entregaron la patente de corso a Ulises Ruiz para que reviviera como el más feroz de los asesinos caciques que el país ha sufrido y la Presidencia panista de la bananera república le mandó a su militarizada policía a que se cagara, literalmente hablando, en los comercios de los comerciantes oaxaqueños, porque el racista PRIAN/foxismo/calderonismo, no contento con los asesinados, quería evidenciar ante el mundo como se cagan los partidos y los gobernantes de México sobre el pueblo mexicano.
Cojonudo ejemplo, el que Oaxaca le transmite al mundo, sobre lo que significa vivir en un país donde se corrompió hasta la médula la estructura ética de las instituciones que antaño le daban vida como algo más que la más bananera de las repúblicas. Legado del PAN en el gobierno federal y de Fox como un presidente, que no fue, y que no merece descansar ni en su tumba.
Con el avance de los siglos, para no vivir en medio de la ley de la selva, como se vivía en el feudalismo y como se vive en las dictaduras, los pueblos se inventaron la firma de lo que se conoce como el pacto social, y aunque al paso del tiempo el capitalismo logró imponer todas las reglas, sobre todo después de la caída del muro porque no nos tomamos la molestia de analizar lo malo de la aplicación del socialismo pero las bondades de esa forma civilizada de vida, nace la idea de democracia y se llega a creer que esa es la forma menos perversa, de entre las formas, de abuso de poder.
Con esa firma, digamos virtual, se justifica la existencia de los gobiernos, y de los que gobiernan, a los que pueden elegir o repudiar los pueblos.
De hecho en otros lugares funcionan así las cosas.
Pero no en las repúblicas bananeras y México es hoy la más bananera de las repúblicas que existen en el mundo.
La democracia presume como requisito indispensable la existencia de un Estado de Derecho, social de preferencia, donde el pueblo le entrega la capacidad de aplicar la ley al gobernante que elige para que lo sirva y el gobernante al que viole las normas, que se establecen también de común acuerdo, a través del Poder Legislativo representante del pueblo, como presupuesto para vivir civilizadamente, adquiere el derecho de aplicar la fuerza con los límites que la propia ley le marca, so pena de ser castigado por el exceso, no aceptable, de la fuerza.
Y cuando el gobernante es el que viola la ley, la estructura ética de las instituciones, que existen en los Estados de Derecho, contempla los mecanismos legales para que sea de inmediato destituido, investigado e incluso castigado, si la violación así lo amerita.
Y eso era lo único (aplicación de la ley) que demandaba el movimiento ciudadano al pedir el recuento de voto por voto, casilla por casilla, en virtud del fraude cometido por la Presidencia y el IFE. Pero, fraude que se eligió, con el concurso de los tres poderes, que fuera debidamente avalado e incluso "legalizado" por el tan bien comprado TRIFE mexicano.
Y todavía tienen el cinismo de pedir a los gobernados que les demos un voto de confianza a los nuevos magistrados de esa institución, como el IFE, inservible.
Así como es impensable (en un Estado de Derecho) que un gobernante exhibido como "góber precioso" y como comprado, por otro sujeto de similar calaña, con dos botellas de coñac, siga al frente ni del más alejado y abandonado de los municipios y más impensable aún que los que forman el trío y el cuarteto de impresentables sean al alimón jefe de la policía y coordinador político del Poder Legislativo en tratándose de violación de menores y de trata de blancas, entre otras cosas, igual de criminales.
Y eso era lo único (impartición de justicia como parte del Estado de derecho) que demandaba el pueblo de Oaxaca. Pero los legisladores le entregaron la patente de corso a Ulises Ruiz para que reviviera como el más feroz de los asesinos caciques que el país ha sufrido y la Presidencia panista de la bananera república le mandó a su militarizada policía a que se cagara, literalmente hablando, en los comercios de los comerciantes oaxaqueños, porque el racista PRIAN/foxismo/calderonismo, no contento con los asesinados, quería evidenciar ante el mundo como se cagan los partidos y los gobernantes de México sobre el pueblo mexicano.
Cojonudo ejemplo, el que Oaxaca le transmite al mundo, sobre lo que significa vivir en un país donde se corrompió hasta la médula la estructura ética de las instituciones que antaño le daban vida como algo más que la más bananera de las repúblicas. Legado del PAN en el gobierno federal y de Fox como un presidente, que no fue, y que no merece descansar ni en su tumba.
!! Fuera URO y PFP de Oaxaca!!
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