La ignorancia superlativa de quienes se van y de los que vienen, no permite a panistas, clericales, banqueros, empresarios y yunquistas, conocer el pensamiento de los grandes hombres de la humanidad.
Si lo supieran entenderían la frase de Napoleón Bonaparte, de que "Las bayonetas sirven para muchas cosas, pero no para sentarse en ellas".
Debe de quedar bien claro que el uso del Ejército, porque los guardias presidenciales también son parte de las fuerzas armadas, no es el mejor conducto para resolver problemas políticos, y disolver manifestaciones de rencor social.
La intervención de los soldados, únicamente agrava el encono, enardece los ánimos y genera más violencia, además, casi siempre causa la muerte de civiles indefensos.
Los legisladores panistas, con mayoría relativa en el Congreso, tratan de abrir las puertas del Palacio Legislativo de San Lázaro, al Estado Mayor Presidencial, el ejército privado, creado por Miguel Alemán Valdés, para protegerse de sus enemigos, y reprimir inconformes, con soldados disfrazados de civil.
Los panistas, ignorantes de la historia, están jugando con fuego, porque la mecha del barril de pólvora, sobre el cual está sentado en estos momentos el presidente electo, Felipe Calderón, puede encenderse con la presencia de militares en el Recinto Parlamentario.
Soldados vestidos de civil, que traten de impedir a los perredistas una posible toma de la tribuna, significaría una grave violación a los derechos constitucionales del Congreso.
Pero es posible, porque ya los panistas lo hicieron, entre el pasado 15 de agosto y el 1 de septiembre, cuando el Palacio Legislativo fue sitiado por la Policía Federal Preventiva (PFP) y Guardias Presidenciales, a petición de Álvaro Elías Loredo, entonces presidente de la Mesa Directiva, de la pasada legislatura, y militante del PAN.
Puede repetirse el 1 de diciembre tal barbaridad política, que la maquinaria perfecta del PRI, nunca hizo durante sus 70 años en la Presidencia de la República, y en el control de las cámaras, pero no sirvió porque Fox se vio impedido de leer desde la tribuna, su Sexto Informe de Gobierno.
El coordinador de los panistas, Héctor Larios, advirtió que para impedir la toma de la Tribuna de San Lázaro, por parte de los oposicionistas, “habrá que tomar las medidas de seguridad que sean necesarias, y respaldaremos las determinaciones del presidente de la Mesa Directiva, Jorge Zermeño”, (otro panista).
Insisten a sentar a Felipe Calderón sobre bayonetas, y poner en riesgo la verdadera Seguridad Nacional.
Treinta petardos (récord histórico del gobierno foxista), detonados en una semana por presuntos grupos guerrilleros, más de membrete que activos, es un asunto de seguridad pública, lo mismo que el narcotráfico y el crimen organizado, que en este sexenio cobraron ocho mil 580 vidas. Ni siquiera el conflicto de Oaxaca, auspiciado torpemente en su principio desde Los Pinos, puede incluirse en ese rubro.
Para que le quede claro a los ignorantes del gobierno, Seguridad Nacional es evitar las intervenciones extranjeras, preservar la Soberanía Nacional, que en el caso del Muro de la Ignominia, levantado por los Estados Unidos en la Frontera, la pone en riesgo.
También es materia de seguridad nacional la pobreza extrema, en que se encuentran 68 millones de mexicanos; la migración por hambre hacia la Unión Americana; las muertes prematuras por falta de hospitales, médicos y medicamentos; la iniquitativa impartición de justicia, que sólo favorece a los privilegiados; la criminal repartición de la riqueza nacional, en manos de 22 familias; y el desempleo, y la falta de oportunidades de Educación.
En la medida que sean más graves esos beneficios sociales, que en el gobierno foxista alcanzaron niveles nunca vistos, estará en mayor riesgo la seguridad nacional, los cuales, en casos extremos, siempre degenera en estallidos de violencia desenfrenada.
Hasta el inconsciente y provocador cardenal, Norberto Rivera Carrera, por meterse en asuntos políticos y de escozor social, solicitó el resguardo de la policía, en las inmediaciones de la Catedral Metropolitana, convertida ya en un “manifestódromo” dominical, ante la falta de prudencia del Alto Clero.
Por salud pública y por la paz social, debe impedir que el Ejército Nacional y su apéndice, el Estado Mayor Presidencial, abandonen sus cuarteles.
mejido@elsoldemexico.com.mx 14/11/2006
Si lo supieran entenderían la frase de Napoleón Bonaparte, de que "Las bayonetas sirven para muchas cosas, pero no para sentarse en ellas".
Debe de quedar bien claro que el uso del Ejército, porque los guardias presidenciales también son parte de las fuerzas armadas, no es el mejor conducto para resolver problemas políticos, y disolver manifestaciones de rencor social.
La intervención de los soldados, únicamente agrava el encono, enardece los ánimos y genera más violencia, además, casi siempre causa la muerte de civiles indefensos.
Los legisladores panistas, con mayoría relativa en el Congreso, tratan de abrir las puertas del Palacio Legislativo de San Lázaro, al Estado Mayor Presidencial, el ejército privado, creado por Miguel Alemán Valdés, para protegerse de sus enemigos, y reprimir inconformes, con soldados disfrazados de civil.
Los panistas, ignorantes de la historia, están jugando con fuego, porque la mecha del barril de pólvora, sobre el cual está sentado en estos momentos el presidente electo, Felipe Calderón, puede encenderse con la presencia de militares en el Recinto Parlamentario.
Soldados vestidos de civil, que traten de impedir a los perredistas una posible toma de la tribuna, significaría una grave violación a los derechos constitucionales del Congreso.
Pero es posible, porque ya los panistas lo hicieron, entre el pasado 15 de agosto y el 1 de septiembre, cuando el Palacio Legislativo fue sitiado por la Policía Federal Preventiva (PFP) y Guardias Presidenciales, a petición de Álvaro Elías Loredo, entonces presidente de la Mesa Directiva, de la pasada legislatura, y militante del PAN.
Puede repetirse el 1 de diciembre tal barbaridad política, que la maquinaria perfecta del PRI, nunca hizo durante sus 70 años en la Presidencia de la República, y en el control de las cámaras, pero no sirvió porque Fox se vio impedido de leer desde la tribuna, su Sexto Informe de Gobierno.
El coordinador de los panistas, Héctor Larios, advirtió que para impedir la toma de la Tribuna de San Lázaro, por parte de los oposicionistas, “habrá que tomar las medidas de seguridad que sean necesarias, y respaldaremos las determinaciones del presidente de la Mesa Directiva, Jorge Zermeño”, (otro panista).
Insisten a sentar a Felipe Calderón sobre bayonetas, y poner en riesgo la verdadera Seguridad Nacional.
Treinta petardos (récord histórico del gobierno foxista), detonados en una semana por presuntos grupos guerrilleros, más de membrete que activos, es un asunto de seguridad pública, lo mismo que el narcotráfico y el crimen organizado, que en este sexenio cobraron ocho mil 580 vidas. Ni siquiera el conflicto de Oaxaca, auspiciado torpemente en su principio desde Los Pinos, puede incluirse en ese rubro.
Para que le quede claro a los ignorantes del gobierno, Seguridad Nacional es evitar las intervenciones extranjeras, preservar la Soberanía Nacional, que en el caso del Muro de la Ignominia, levantado por los Estados Unidos en la Frontera, la pone en riesgo.
También es materia de seguridad nacional la pobreza extrema, en que se encuentran 68 millones de mexicanos; la migración por hambre hacia la Unión Americana; las muertes prematuras por falta de hospitales, médicos y medicamentos; la iniquitativa impartición de justicia, que sólo favorece a los privilegiados; la criminal repartición de la riqueza nacional, en manos de 22 familias; y el desempleo, y la falta de oportunidades de Educación.
En la medida que sean más graves esos beneficios sociales, que en el gobierno foxista alcanzaron niveles nunca vistos, estará en mayor riesgo la seguridad nacional, los cuales, en casos extremos, siempre degenera en estallidos de violencia desenfrenada.
Hasta el inconsciente y provocador cardenal, Norberto Rivera Carrera, por meterse en asuntos políticos y de escozor social, solicitó el resguardo de la policía, en las inmediaciones de la Catedral Metropolitana, convertida ya en un “manifestódromo” dominical, ante la falta de prudencia del Alto Clero.
Por salud pública y por la paz social, debe impedir que el Ejército Nacional y su apéndice, el Estado Mayor Presidencial, abandonen sus cuarteles.
mejido@elsoldemexico.com.mx 14/11/2006
!!Sufragio Efectivo no Imposición!!
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