Los objetivos del Pejegabinete
El viernes pasado, Andrés Manuel López Obrador, en su calidad de presidente legítimo designado por la Convención Nacional Democrática, dio a conocer los nombres de quienes integran su gabinete. La reacción inicial de los grandes medios de comunicación y de los comentaristas políticos afines al gobierno y el PAN, ha sido la que se esperaba: el silencio. Y pronto -ya se verá- comenzará una campaña para intentar ridiculizar a AMLO, mofándose de él y presentándolo como un iluso que, al ver frustrado su sueño de ser presidente, juega a gobernar con un gabinete de opereta que nada podrá hacer porque carece de poder real. Se hará escarnio y burla de él en los programas cómicos de la televisión y no faltarán quienes digan que delira porque su derrota lo hizo perder la razón.
Pero el gabinete designado el 3 de noviembre -integrado por personas de gran calidad moral y amplios conocimientos en su campo- no pretende ejercer funciones de gobierno en contraposición y competencia con el gabinete oficial que nombre Calderón. Tampoco se limitará a ser algo simbólico, que sirva para recordar a los mexicanos que esos hombres y mujeres pudieron haberlos gobernado de no haber sido por la amañada elección del 2 de julio. Lo que AMLO y su gabinete persiguen son tres grandes objetivos generales:
En primer lugar, constituirse en la representación palpable y concreta de un gran movimiento popular que impulse y promueva los cambios que necesita el país, mediante iniciativas de ley a través de los diputados y senadores del Frente Amplio Progresista.
En segundo término, actuar como muro de contención contra las medidas lesivas para los mexicanos que proyectan Calderón y el PAN, como la privatización del Seguro Social y el ISSSTE, de los sistemas de agua potable y de los energéticos.
En tercero, pugnar por que se abran las muchas cajas negras de las cuales emana el fétido olor de la corrupción y los malos manejos que beneficiaron a banqueros y grandes empresarios y lanzaron sobre las espaldas de los mexicanos enormes y pesadas deudas que tardarán generaciones enteras en pagar... si es que alguna vez se pagan. No sólo el bien conocido Fobaproa, sino también los llamados "rescates" de autopistas privadas e ingenios azucareros, la venta de los Ferrocarriles Nacionales, el remate de Mexicana de Aviación, y los famosos Pidiregas o programas de inversión diferida con relación al gasto, de los que mucha gente no sabe nada pero que fueron una turbia maniobra para elevar escandalosamente la deuda pública. Se buscará también aclarar a dónde fueron a parar los miles y miles de millones de dólares de ingresos extraordinarios por los altos precios del petróleo.
Es obvio que ni Calderón ni el PAN harán nada para esclarecer todos esos asuntos, pues fueron partícipes o cómplices de ellos, y tocarían los intereses de quienes los apoyaron con carretadas de dinero para llegar al poder. Recuérdese que una de las promesas de campaña de Fox fue aclarar el Fobaproa, y en seis años no movió un dedo para cumplirla. Es más: se encargó de impedir a toda costa que se abriera una investigación.
Lo que el gobierno legítimo de AMLO se propone es luchar para que no tengamos otros seis años de ocultamiento y complicidad de esos sucios negocios.
Es, en fin, muy amplia la agenda de AMLO y su gabinete. Va desde el rescate del campo -para asegurar la independencia de México en materia alimentaria y evitar la migración a los Estados Unidos- hasta el restablecimiento de una auténtica democracia sindical mediante reformas legales que acaben con la corrupción de los líderes y su contubernio con las empresas, pasando por una auténtica reforma fiscal, la disminución de precios de la electricidad y los combustibles, la pensión universal para los adultos mayores y el apoyo a la niñez, a las personas con discapacidad y a las madres solteras, medidas todas que en su momento fueron tildadas de demagógicas y populistas por Fox, Calderón y el PAN pero de las cuales luego se apropiaron, ellos sí demagógicamente.
Lograr todo requiere de un gran movimiento popular que presione a los diputados, y un movimiento de ese tipo no puede ser amorfo, carente de dirección ni estar encabezado sólo por partidos políticos. Requiere de una estructura que lo encabece y dirija. Y esa es la función del gobierno de AMLO. A fin de cuentas, si se alcanzan esos propósitos, si se obliga a la Presidencia y al Congreso de la Unión a adoptar todas esas medidas, se habrá cumplido la meta de lograr un buen gobierno.
!!Sufragio Efectivo No Imposición!!
!!AMLO Presidente Legitimo de los Mexicanos!!
jueves, noviembre 09, 2006
Escrutinio - Juan José Morales
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