domingo, diciembre 24, 2006

Entre Nos... - Carlos Santamaría Ochoa

Navidad en familia

Este día la mayoría de los mexicanos estaremos apurados, llenos de ansiedad y uno que otro disgusto producto de la presión de la tradicional cena navideña. La natividad que se recuerda hoy es la más importante del mundo occidental y todos tenemos una forma distinta de llevarla a la casa.

De acuerdo a la situación económica de cada quien, la cena estará casi a la medianoche dispuesta a ser degustada por todos los miembros de casa: pavo, lomo, pierna, romeritos, bacalao u otros platillos harán esta noche una diferencia entre la cena tradicional y la que hoy nos recuerda el nacimiento de Jesús, el Cristo, el Mesías, el emblema de la Iglesia Católica.

No podemos ser ajenos al festejo que millones de mexicanos no pueden hacer como quisieran por la falta de recursos o porque la situación en general no se presta para un evento de esta naturaleza.

Tenemos, en esta ocasión, que pensar en algunas otras cosas que no sean únicamente la cena y los platillos, en algo más que abarque ciertos aspectos fuera de los alimenticios: hoy tenemos que hacer un alto en nuestras vidas para pensar en lo que hemos realizado a favor de la paz, del amor a los demás y la forma de entregarse a quienes de alguna manera nos han significado algo y han apoyado nuestro deambular por este mundo tan especial.

Es en esta fecha tan especial cuando algunos cambiamos nuestros sentimientos cotidianos y nos llenamos de bondad hacia los demás, dejando a un lado el egoísmo tradicional y entregando “un poquito” de lo que tenemos o nos sobra para que alguien se inunde con el espíritu navideño.

Recordamos aquel “Cuento de Navidad” de Dickens, donde el señor Scrutch (al parecer así se escribe) fue todo un ejemplo de egoísmo, de mal trato hacia los demás y de poca comprensión hacia quien le rodeaba.

Ese cuento nos ha dejado una marca desde hace unos 40 años, y lo mas importante es, al menos, en la versión de Walt Disney, ver al forma en que se logra desprender de algunos de sus bienes para compartir con los buenos de corazón que tienen mucho que aportar.

Es un buen pretexto para comenzar a compartir lo que tenemos. Es increíble cuando nos damos una “vuelta” por esos armarios o closets de casa en los que tenemos mil cosas guardadas y vemos que realmente tenemos más de lo que necesitamos: juguetes, libros, artículos del hogar y otros enseres que pasan todo el tiempo guardados, cuando podrían haber sido útiles para otra persona.

Es entonces, un buen pretexto para iniciar la Navidad compartiendo lo que tenemos y que pudiera ser útil a los que nos rodean.

Decía el escritor Coelho en uno de sus muchos mensajes que había que desprenderse de algo, pero sobre todo, en actitud humana, ejemplificando que no podemos ser hombres añorando nuestra infancia o adolescentes queriendo volver a ser pequeños, no podemos dejar que la “morriña” por el hogar nos evite la superación o el seguir andando.

Es pues, el tiempo de compartir lo que tenemos y somos, de aprender a desprendernos de lo que hemos abrigado en casa durante años, y poder entregar parte de lo que forjamos para quien no ha tenido la misma suerte o bendición.

Somos creyentes en proporción mayúscula, sin embargo, nunca hemos esperado que baje Dios y nos entregue el cheque que resuelva nuestras carencias o gustos, sino que esperamos que nos motive a tener la fuerza personal necesaria para hacerlo con el esfuerzo propio. Es el momento de agradecer y recordar esta fecha con todo el significado religioso que tiene, el simbólico y sobre todo, el significado humano, que desde nuestro punto de vista es el más importante.

Y en la tradicional “Carta” hemos de pedir las oportunidades para demostrar nuestra valía y que ésta sea ubicada de acuerdo a su magnitud en el lugar que corresponde.

Hemos de pedir que quienes han sido diagnosticados con diabetes mellitus encuentren, como nosotros, la forma de controlar los niveles de glucosa y podamos llevar una vida completamente normal.

A los que han hecho de la política una actividad para poner de manifiesto frustraciones y actitudes mal encaminadas, pedimos que, a partir de esta natividad puedan entender el sentido de tan importante actividad, y que encuentren en su desarrollo social y profesional la oportunidad de servir a los demás, como hicieron antaño miles de mexicanos que han sito los protagonistas del mundo en que vivimos.

Es tiempo de vivir, de perdonar, de proyectar, tiempo de amar.

Amar lo que más nos significa una oportunidad de crecer: la vida; amar lo que nos permite también alcanzar el éxito: compartir. Amar lo que la vida y Dios nos han dado: la existencia.

Es el momento de hacer una buena reflexión y compartirla con la familia, de hacer de esta una fecha especial, llena de cosas positivas, de aspectos que puedan dejar una útil huella, y el mejor pretexto para reunir a la familia y los seres queridos, pero sobre todo, de PERDONAR.

El perdón es una de las virtudes humanas más difíciles de encontrar, y hacemos votos porque el rencor, la envidia y esos sentimientos negativos se alejen de todos nosotros. Feliz Navidad a quien está presente en cada actividad del ser humano. Que Dios bendiga a todos, que buena falta nos hace.

Comentarios: santamariaochoa@prodigy.net.mx

!! Feliz Navidad !!

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