"Faltan pocos días para que su esposa regrese al hospital", fue la respuesta dada al indígena Ignacio Santos Gregorio por la directora de la Casa de los Mil Colores, Isela Barbosa Valtierra, cuando éste pretendió acompañar hasta su comunidad en Coyutla, Veracruz, a su cónyuge, Cristina Bonilla Salazar, que había sido dada de alta del Hospital de Cancerología, y se le impidió salir del albergue situado en calzada de Tlalpan.
El pasado 22 de diciembre, después de estar hospitalizada durante 14 días para dar seguimiento a su padecimiento de leucemia, Bonilla Salazar mostraba alegría porque regresaría a su casa en Coyutla, pero nunca imaginó que lo haría sola.
Su esposo no podría abandonar el albergue de la Casa de los Mil Colores porque la deuda por 5 mil 238 pesos por el tratamiento no había sido saldada por la Comisión Nacional Para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (Conadepi), que se había comprometido a apoyar con los gastos hospitalarios a Santos Gregorio.
Ante las presiones de una trabajadora social del nosocomio, Santos Gregorio firmó un documento reconociendo la deuda, pero no recibió copia del mismo y sólo se le entregó un ticket de caja con el desglose de los gastos y, manuscritos, los datos: "No. 9139, vence el 26-12-06, 2º piso, 10 A-2PM". Ayer, desesperado por no estar en su casa, Santos Gregorio trató de salir del albergue, pero personal de vigilancia se lo impidió.
"Segunda ocasión en que tengo problemas"
"No puedo salir de aquí porque nadie dio la instrucción; ésta es la segunda ocasión en que tengo problemas", señaló Santos Gregorio, cuya familia había dado aviso del caso al dirigente de la Central de Organizaciones Campesinas y Populares (Cocyp), José Jacobo Femat.
Ambos explicaron que habían hablado ya con Isela Barbosa Valtierra, pero ella había girado instrucciones para que no saliera el indígena porque según versión de ambos "ya no creo en la palabra de nadie" y por tanto ella sería la responsable de cubrir la deuda en Cancerología.
Jacobo Femat explicó que la anterior dirección de Conadepi se había comprometido a respaldar a Santos Gregorio, cuya esposa fue hospitalizada de emergencia el pasado octubre; entonces la institución liquidó 71 mil 528 pesos por gastos médicos.
Ayer en la Casa de los Mil Colores la situación era tensa, ya que mientras el indígena mostraba desesperación y angustia, el dirigente de la Cocyp afirmaba que el impedimento de libre tránsito violaba derechos constitucionales del indígena y "prácticamente se trata de un secuestro; estas actitudes autoritarias espantan a los indígenas".
En el albergue, dijo Santos Gregorio, "no podemos preguntar nada (...) Nunca me dijeron que no podía salir a la calle".
Ayer, tras algunas llamadas telefónicas de la directora al albergue, a Santos Gregorio se le entregaron los 5 mil 238 pesos para que saldara la cuenta del hospital y pudiera regresar a su comunidad en Coyutla, donde renta tierras para sembrar maíz y obtener, si el temporal es bueno, entre mil 500 y 2 mil pesos anuales.
Ahora, por la repentina enfermedad de su esposa, no pudrá sembrar en el mes que está por concluir para poder recoger la siembra en abril y volver a preparar las tierras para el ciclo primavera-verano.
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