domingo, noviembre 05, 2006

Oaxaca es un espejo

domingo, 05 de noviembre de 2006

Beatriz Rodríguez Guillermo

La imprudencia y la soberbia del Gobierno Federal, la falta de ética y dignidad de la mayoría de nuestros representantes en las Cámaras, la mesura cobarde de los organismos comprometidos con los Derechos Humanos, la desinformación del pueblo, la complicidad de muchos medios de información con los intereses políticos y económicos que los mantienen y fortalecen, nos han traído a esta hora crucial y oscura para México, y resulta igual que nos llenen los oídos y los ojos de mensajes que cumplen los más estrictos cánones del marketing pro gobierno, pro instituciones, pro somos muy felices y vivimos muy bien; da igual que el águila mocha siga apareciendo ostentosamente para subrayar la futilidad que para los responsables del ejercicio de la función pública han tenido las leyes y reglamentaciones de casi todo; da igual, porque la violencia y la represión se extienden, crecen, se difunden y ya no hay forma de ocultarlas.

Somos un país desmembrado y las opciones son: seguir evadiendo esta visión y arroparnos con las promesas y discursos oficiales, mientras nos entretenemos con programas que alientan la frivolidad y construimos la nueva identidad nacional desde la apatía intrascendente o bien asumir una posición crítica y activa atreviéndonos a mirar la realidad nacional y exigiendo cuentas a los responsables de ella; lo inmediato es Oaxaca por la magnitud de sus implicaciones, Oaxaca tan cerca de Tlatelolco en el 68, tan cerca de la Revolución de 1910, los escenarios se superponen con semejanzas que causan horror, ¿Tenemos que releer la historia?, ¿Necesitaremos saldos de vidas y el transcurrir del tiempo para situar esta circunstancia en la dimensión que tiene? ¿Hará falta que los ciudadanos y ciudadanas de otros países apunten con vigor y coraje los nombres de los culpables? ¿Qué más se necesita para disipar las nubes que obnubilan la visión de los gobernantes y funcionarios que no pueden aceptar el repudio por el operativo militar que ha enfrentado el pueblo oaxaqueño?El asentimientote de la iglesia visible es una señal devastadora, el ominoso silencio del mundo del arte y la cultura, salvo excepciones extraordinarias, es difícil de dimensionar en este trance histórico en el que los medios "oficializados" narran las bajas y daños de los represores pero omiten informar el número de los muertos, heridos y detenidos del pueblo.

De cualquier modo y a pesar de los planes y expectativas del gobierno, se suman grupos en apoyo a la APPO, voces de otros países se levantan para intentar poner freno a la arrogancia y barbarie oficial y eso ha servido para contener y retrasar la consigna final, ¿Por cuánto tiempo? Los artífices de la intervención represora no contaban con los problemas adicionales que les ocasionaría su decisión, no podemos saber si endurecerán su postura o darán marcha atrás para propiciar lo que debieron favorecer desde el principio: el diálogo, la negociación, pero para eso hace falta escuchar y tratar de privilegiar -aunque parezca imposible- la justicia.No parece prometedor el horizonte, no parece que el Presidente de México dará preferencia al diálogo en sus últimos días como Titular del Poder Ejecutivo, como no lo ha hecho en estos años.

De cualquier modo si algo es posible cambiar será a partir del poder y del valor de la ciudadanía que necesita sumar presencias y fortalecerse, por eso recordé un texto del escritor uruguayo Mario Benedetti: Ciertos pensadores se alojan "en una confortable habitación del hotel del Abismo". Aunque predican sobre el mundo, son en realidad moralistas del vacío. Descartan todas las propuestas, derriban todas las esperanzas. Manejan la libertad no como una conquista sino como un fetiche.

Sabemos que nuestra muerte personal nos espera puntualísima en la meta, pero si algo nos reconforta y reivindica es nuestra insólita confianza en la supervivencia de la humanidad. Y bien, es justamente esta supervivencia lo que ahora se halla al borde del abismo (...) Y no habrá Homero que cante esa nueva Troya. Sea por instinto de conservación o por conciencia de progreso, no nos queda otra opción que convertirnos en fervorosos, indefensos, activos militantes de la utopía. De la utopía de sobrevivir.Podrá pensar que no es la humanidad, que no es México, que no es usted ni su familia, que es un "pequeño" pueblo y un "pequeño" grupo; la realidad es que en Oaxaca, en la permisividad que otorguemos al gobierno para la barbarie y la represión estaremos definiendo el futuro de este país y la manera de ejercer el gobierno y de imponer la autoridad a todas y todos los mexicanos.

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