*Severa Deformación
*Terapias Necesarias
El lento proceso de maduración de la sociedad mexicana, colocada en una amplia franja entre el hastío y la protesta, es muestra por demás evidente de las deformaciones atávicas, sobre todo culturales, de una colectividad acostumbrada a aceptar, acaso como una derivación del trauma de las naciones conquistadas, la guía de una suprema voluntad política. De allí la resistencia del sistema, pese a los sacudimientos partidistas, y el aprovechamiento cabal del conformismo general. Sin este ingrediente sería imposible explicar la resistencia de los mexicanos durante setenta y un años de dictadura simulada que confluyeron hacia una alternancia continuista. Un círculo cerrado.
La fuente de la sumisión es, desde luego, la ignorancia. Y en México, por desgracia, la capacitación esta a la baja, sin remedio, a causa de la pobreza de los programas de estudio, la flexibilidad convenenciera de las autoridades educativas y los rezagos y vicios que arrastra el México corporativo que parece premiar a quienes paralizan y sancionar a cuantos tratan de trabajar por elevar la productividad. La tradición de los chantajes, aunada a un proceder paternalista por parte de la oficialidad, complementa el cuadro de los lastres.
Los contrastes son severos. En el viejo continente, por ejemplo, han debido tomarse medidas para mejorar las orientaciones vocacionales ante la saturación de determinadas carreras que sólo tienden a aumentar los índices de desempleo. Cuando, de pronto, se encuentra cualquiera con un taxista multilingüe que no puede cumplir con su vocación por ausencia de oportunidades, ello evidencia la atrofia del modelo educacional. Y de estos ejemplos está repleto el escenario europeo.
En México, la crisis se da en sentido inverso. Los graduados en las universidades públicas, por lo general, no tienen el nivel esperado en los profesionales y no son fácilmente contratados. Hasta hace algunos años, por ejemplo, no pocas empresas con intereses multinacionales solían rechazar a los egresados de la UNAM sin mayores preámbulos al considerar deficitarias sus academias e insuficientes sus conocimientos. Por desgracia, en muchos casos la mala imagen se confirmaba.
No todo se perdió, por fortuna. La correcta orientación del rector de la Universidad Nacional, Juan Ramón de la Fuente, cuya gestión exitosa le sirvió incluso como plataforma para mostrarse hasta con perfil de precandidato presidencial, modificó en alguna medida las descalificaciones si bien no con la amplitud deseada. Todavía hay mucho camino por andar.
Los vicios se arrastran desde mucho antes. En las preparatorias, por ejemplo, en donde el consumo de estupefacientes revela que los “carteles” han hecho rehenes a los escolapios mexicanos por el imperativo de distribuir drogas en el mercado nacional porque muchas remesas se quedan en México y no pueden ser comercializadas en territorio estadounidense. Tal genera, por supuesto, violencia e inestabilidad en miles de jóvenes que arriban a la universidad limitados ostensiblemente. La situación, por la negligencia de los funcionarios públicos, se ha agudizado severamente en los años recientes.
Debate
Cuando la clase neoliberal se consolidó en el ejercicio del gobierno fue notorio que la mayor parte de sus cuadros había sido formada en el extranjero, con maestrías y doctorados obtenidos con la anuencia de académicos al servicio del establishment anglosajón sobre todo. Fue en este unto en donde dejó de tener sustento el antiguo concepto nacionalista y comenzó la escalada de los niños de Harvard y Oxford que dieron por negar la historia para privilegiar “lo práctico”, esto es la expansión del gran gigante a costa de reducir soberanías. Todo lo demás ha sido consecuencia.
Durante el régimen de Miguel de la Madrid, por ejemplo, casi todos los integrantes del gabinete contaban con amplias distinciones académicas por parte de universidades del exterior. Sólo había una notoria excepción: la del yucateco Víctor Cervera quien no fue capaz de terminar siquiera la preparatoria pero se doctoró en materia de intrigas palaciegas, como gran agitador político, convirtiéndose en indispensable por su manejo de la artesanía social, tan apartada de las esquemáticas mentes de los tecnócratas en auge que usaron al personaje para intentar, por un momento, tapar las fisuras de la suficiencia. Luego ya no hubo lugar para las excepciones.
Al triunfo de la primera alternancia, en 2000, bajó el nivel académico del gabinete, comenzando con las evidentes limitaciones de quien fue titular del Ejecutivo, si bien en cuestiones financieros se optó por refrendar a la misma clase financiera generadora del modelo neoliberal continuado, pese a negaciones sólo semánticas, a través de aquella administración y de la actual.
Por ello resulta muy significativa la incorporación de algunos de los cuadros más significativos del viejo régimen, formados ex professo para garantizar los intereses de los grandes consorcios del exterior, sobre todo en cuanto a los sectores financiero y energético. El titular de Hacienda, Agustín Carstens, procede del Fondo Monetario Internacional, y Luis Téllez, flamante ministro de Comunicaciones y Transportes y ex secretario de Energía, proviene de Sempra Energy, de la que es miembro del consejo de administración, una de las empresas más sólidas económicamente del planeta... y en fase de expansión, naturalmente.
¿Acaso los rezagos en la formación universitaria, en un mundo cada vez más competitivo, responden al propósito de privilegiar a quienes se forman fuera de nuestras fronteras y suscriben compromisos, quizá sin siquiera darse cuenta, con los grandes filósofos que defienden al gigante a costa de asegurar las dependencias culturales y económicas de sus entenados? Ello explicaría, a no dudarlo, el bajo nivel de los profesionales que cursan sus estudios en México y de aquellos privilegiados que logran becarse a costo de rendir criterios y propósitos a los intereses hegemónicos de la gran potencia de nuestro tiempo.
El Reto
Sólo a veces el reclutamiento político resulta favorable. Por ejemplo, al iniciarse el régimen del doctor Ernesto Zedillo, Juan Ramón de la Fuente fue colocado en la secretaría de Salud a causa de un compromiso muy personal del nuevo mandatario: el padre de Juan Ramón, del mismo nombre y apellido, reconocido psiquiatra, estaba a cargo de la salud de la señora Nilda Patricia Velasco, cónyuge del mandatario entonces en funciones. Y fue él quien logró estabilizar a la “primera familia”, emocionalmente muy afectada. Las facturas siempre se pagan.
Por ello llegó De la Fuente al gabinete, sin disimular su agobio. Durante sus primeras semanas en el cargo, llamó a no pocos amigos suyos para pedirles:
--Yo de política no se nada. ¿Podrías darme la mano para comenzar a conocer sus secretos?
Diez años después, gracias a su disciplina y visión, se colocó en el umbral de una candidatura presidencial y es visto como uno de los personajes, fuera de los partidos sectarios, con capacidad para remontar la cuesta de la crispación... por si llega a producirse un sacudimiento mayor.
La Anécdota
En esto de las academias profesionales y la capacitación suelen darse paradojas de lo más llamativas. El notario del buen humor, amigo de esta columna, me contó que en una ocasión llegó a solicitar empleo a una empresa de comunicaciones. Y allí le preguntaron:
--¿Y usted qué tanto sabe de esto?
Sin el menor rubor, respondió:
--La verdad... ni media palabra.
--¡Qué lástima! El puesto de director ya está cubierto. Venga otro día.
A estos niveles han llegado, broma de por medio, la deformación de las herencias y la pobreza académica de buena parte de la clase ejecutiva.
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Web: www.rafaelloretdemola.com
La fuente de la sumisión es, desde luego, la ignorancia. Y en México, por desgracia, la capacitación esta a la baja, sin remedio, a causa de la pobreza de los programas de estudio, la flexibilidad convenenciera de las autoridades educativas y los rezagos y vicios que arrastra el México corporativo que parece premiar a quienes paralizan y sancionar a cuantos tratan de trabajar por elevar la productividad. La tradición de los chantajes, aunada a un proceder paternalista por parte de la oficialidad, complementa el cuadro de los lastres.
Los contrastes son severos. En el viejo continente, por ejemplo, han debido tomarse medidas para mejorar las orientaciones vocacionales ante la saturación de determinadas carreras que sólo tienden a aumentar los índices de desempleo. Cuando, de pronto, se encuentra cualquiera con un taxista multilingüe que no puede cumplir con su vocación por ausencia de oportunidades, ello evidencia la atrofia del modelo educacional. Y de estos ejemplos está repleto el escenario europeo.
En México, la crisis se da en sentido inverso. Los graduados en las universidades públicas, por lo general, no tienen el nivel esperado en los profesionales y no son fácilmente contratados. Hasta hace algunos años, por ejemplo, no pocas empresas con intereses multinacionales solían rechazar a los egresados de la UNAM sin mayores preámbulos al considerar deficitarias sus academias e insuficientes sus conocimientos. Por desgracia, en muchos casos la mala imagen se confirmaba.
No todo se perdió, por fortuna. La correcta orientación del rector de la Universidad Nacional, Juan Ramón de la Fuente, cuya gestión exitosa le sirvió incluso como plataforma para mostrarse hasta con perfil de precandidato presidencial, modificó en alguna medida las descalificaciones si bien no con la amplitud deseada. Todavía hay mucho camino por andar.
Los vicios se arrastran desde mucho antes. En las preparatorias, por ejemplo, en donde el consumo de estupefacientes revela que los “carteles” han hecho rehenes a los escolapios mexicanos por el imperativo de distribuir drogas en el mercado nacional porque muchas remesas se quedan en México y no pueden ser comercializadas en territorio estadounidense. Tal genera, por supuesto, violencia e inestabilidad en miles de jóvenes que arriban a la universidad limitados ostensiblemente. La situación, por la negligencia de los funcionarios públicos, se ha agudizado severamente en los años recientes.
Debate
Cuando la clase neoliberal se consolidó en el ejercicio del gobierno fue notorio que la mayor parte de sus cuadros había sido formada en el extranjero, con maestrías y doctorados obtenidos con la anuencia de académicos al servicio del establishment anglosajón sobre todo. Fue en este unto en donde dejó de tener sustento el antiguo concepto nacionalista y comenzó la escalada de los niños de Harvard y Oxford que dieron por negar la historia para privilegiar “lo práctico”, esto es la expansión del gran gigante a costa de reducir soberanías. Todo lo demás ha sido consecuencia.
Durante el régimen de Miguel de la Madrid, por ejemplo, casi todos los integrantes del gabinete contaban con amplias distinciones académicas por parte de universidades del exterior. Sólo había una notoria excepción: la del yucateco Víctor Cervera quien no fue capaz de terminar siquiera la preparatoria pero se doctoró en materia de intrigas palaciegas, como gran agitador político, convirtiéndose en indispensable por su manejo de la artesanía social, tan apartada de las esquemáticas mentes de los tecnócratas en auge que usaron al personaje para intentar, por un momento, tapar las fisuras de la suficiencia. Luego ya no hubo lugar para las excepciones.
Al triunfo de la primera alternancia, en 2000, bajó el nivel académico del gabinete, comenzando con las evidentes limitaciones de quien fue titular del Ejecutivo, si bien en cuestiones financieros se optó por refrendar a la misma clase financiera generadora del modelo neoliberal continuado, pese a negaciones sólo semánticas, a través de aquella administración y de la actual.
Por ello resulta muy significativa la incorporación de algunos de los cuadros más significativos del viejo régimen, formados ex professo para garantizar los intereses de los grandes consorcios del exterior, sobre todo en cuanto a los sectores financiero y energético. El titular de Hacienda, Agustín Carstens, procede del Fondo Monetario Internacional, y Luis Téllez, flamante ministro de Comunicaciones y Transportes y ex secretario de Energía, proviene de Sempra Energy, de la que es miembro del consejo de administración, una de las empresas más sólidas económicamente del planeta... y en fase de expansión, naturalmente.
¿Acaso los rezagos en la formación universitaria, en un mundo cada vez más competitivo, responden al propósito de privilegiar a quienes se forman fuera de nuestras fronteras y suscriben compromisos, quizá sin siquiera darse cuenta, con los grandes filósofos que defienden al gigante a costa de asegurar las dependencias culturales y económicas de sus entenados? Ello explicaría, a no dudarlo, el bajo nivel de los profesionales que cursan sus estudios en México y de aquellos privilegiados que logran becarse a costo de rendir criterios y propósitos a los intereses hegemónicos de la gran potencia de nuestro tiempo.
El Reto
Sólo a veces el reclutamiento político resulta favorable. Por ejemplo, al iniciarse el régimen del doctor Ernesto Zedillo, Juan Ramón de la Fuente fue colocado en la secretaría de Salud a causa de un compromiso muy personal del nuevo mandatario: el padre de Juan Ramón, del mismo nombre y apellido, reconocido psiquiatra, estaba a cargo de la salud de la señora Nilda Patricia Velasco, cónyuge del mandatario entonces en funciones. Y fue él quien logró estabilizar a la “primera familia”, emocionalmente muy afectada. Las facturas siempre se pagan.
Por ello llegó De la Fuente al gabinete, sin disimular su agobio. Durante sus primeras semanas en el cargo, llamó a no pocos amigos suyos para pedirles:
--Yo de política no se nada. ¿Podrías darme la mano para comenzar a conocer sus secretos?
Diez años después, gracias a su disciplina y visión, se colocó en el umbral de una candidatura presidencial y es visto como uno de los personajes, fuera de los partidos sectarios, con capacidad para remontar la cuesta de la crispación... por si llega a producirse un sacudimiento mayor.
La Anécdota
En esto de las academias profesionales y la capacitación suelen darse paradojas de lo más llamativas. El notario del buen humor, amigo de esta columna, me contó que en una ocasión llegó a solicitar empleo a una empresa de comunicaciones. Y allí le preguntaron:
--¿Y usted qué tanto sabe de esto?
Sin el menor rubor, respondió:
--La verdad... ni media palabra.
--¡Qué lástima! El puesto de director ya está cubierto. Venga otro día.
A estos niveles han llegado, broma de por medio, la deformación de las herencias y la pobreza académica de buena parte de la clase ejecutiva.
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Web: www.rafaelloretdemola.com
!!AMLO Presidente Legítimo de los Mexicanos!!
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