Enviado por Silvie Corona.
Víctor Flores Olea
.....
Es verdad: Felipe Calderón parece haber reaccionado con cierta agilidad al disparate del presupuesto que elaboró el Secretario de Hacienda, con tan severos cortes a la educación, la ciencia y la cultura, y especialmente a las universidades públicas de México. Pero ¿por qué fue "reacción"? ¿Qué no percibió desde antes las fatales implicaciones sociales y la oposición indignada y masiva que propiciaba? ¿Fue un descuido o, como decíamos, está plenamente "tripulado" por los discípulos del "Consenso de Washington", cada vez menor en número y en calidad? En todo caso, Calderón recoge la primera cosecha envenenada de su debilidad en el nombramiento de un hombre del FMI, formado y conformado precisamente en la mentalidad de esa tecnocracia internacional.
¿Ni por asomo ha leído Felipe Calderón a Joseph E. Stiglitz, Nobel de Economía, quien conoce bien y pinta de cuerpo entero a la "raza" tecnócrata del FMI, dedicada en el fondo a frenar el desarrollo y la creación de empleos, es decir, dos objetivos declarados del candidato Calderón, y a asegurar el dominio urbi et orbi de las corporaciones estadounidenses e internacionales? ¿Prefirió las recomendaciones del establishment que le presentaron a Carstens como satisfactorio y asimilable? Para nadie es sorpresa lo acontecido y él se lo ganó.
Lo malo es que el país repite su propia historia en materia económica y hacendaria; es seguro que no será la última vez en que la mentalidad y línea del FMI se traduzcan en políticas concretas del gobierno de Felipe Calderón. Y tal cosa significa un potencial terreno de fuertes confrontaciones sociales y políticas con su gobierno. Por eso el profundo escepticismo nacional cuando dice que su prioridad más alta es resolver la pobreza: ¿con las orientaciones del FMI? Éste milagro no se ha producido en ningún lugar del mundo.
Se subraya en cambio que la seguridad ocupa la prioridad del gobierno de Calderón, según el proyecto de presupuesto, que ya se manifiesta en esa verdadera ocupación militar de Michoacán. Todavía habrá que esperar los resultados de la aventura persecutoria, que ojalá combata efectivamente al crimen organizado, al narcotráfico y a su violencia, y que no se utilice para frenar a los movimientos sociales, haciéndose objetivamente represiva y violatoria de los derechos fundamentales. En todo caso, resultó desdichado que el necesario combate al crimen se haya organizado a costa de la educación, la ciencia y la cultura.
Víctor Flores Olea
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Es verdad: Felipe Calderón parece haber reaccionado con cierta agilidad al disparate del presupuesto que elaboró el Secretario de Hacienda, con tan severos cortes a la educación, la ciencia y la cultura, y especialmente a las universidades públicas de México. Pero ¿por qué fue "reacción"? ¿Qué no percibió desde antes las fatales implicaciones sociales y la oposición indignada y masiva que propiciaba? ¿Fue un descuido o, como decíamos, está plenamente "tripulado" por los discípulos del "Consenso de Washington", cada vez menor en número y en calidad? En todo caso, Calderón recoge la primera cosecha envenenada de su debilidad en el nombramiento de un hombre del FMI, formado y conformado precisamente en la mentalidad de esa tecnocracia internacional.
¿Ni por asomo ha leído Felipe Calderón a Joseph E. Stiglitz, Nobel de Economía, quien conoce bien y pinta de cuerpo entero a la "raza" tecnócrata del FMI, dedicada en el fondo a frenar el desarrollo y la creación de empleos, es decir, dos objetivos declarados del candidato Calderón, y a asegurar el dominio urbi et orbi de las corporaciones estadounidenses e internacionales? ¿Prefirió las recomendaciones del establishment que le presentaron a Carstens como satisfactorio y asimilable? Para nadie es sorpresa lo acontecido y él se lo ganó.
Lo malo es que el país repite su propia historia en materia económica y hacendaria; es seguro que no será la última vez en que la mentalidad y línea del FMI se traduzcan en políticas concretas del gobierno de Felipe Calderón. Y tal cosa significa un potencial terreno de fuertes confrontaciones sociales y políticas con su gobierno. Por eso el profundo escepticismo nacional cuando dice que su prioridad más alta es resolver la pobreza: ¿con las orientaciones del FMI? Éste milagro no se ha producido en ningún lugar del mundo.
Se subraya en cambio que la seguridad ocupa la prioridad del gobierno de Calderón, según el proyecto de presupuesto, que ya se manifiesta en esa verdadera ocupación militar de Michoacán. Todavía habrá que esperar los resultados de la aventura persecutoria, que ojalá combata efectivamente al crimen organizado, al narcotráfico y a su violencia, y que no se utilice para frenar a los movimientos sociales, haciéndose objetivamente represiva y violatoria de los derechos fundamentales. En todo caso, resultó desdichado que el necesario combate al crimen se haya organizado a costa de la educación, la ciencia y la cultura.
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