Triste y ofendido, veo que no me ha llegado ni un vil chayopaquete navideño. Nada de nada. ¡Qué decadente! Parece que la austeridad republicana de carácter calderonista no sólo se refleja en materias tan irrelevantes como la educación, la salud y la cultura, sino que le ha pegado a tradiciones tan mexicanas como la de los regalos navideños de carácter institucional. Mala onda. Por lo menos Fox & wife enviaban tarjetitas cursis pero muy séntidas el día de tu cumple y en plenas preposadas. Sólo espero que Jelipillo no nos vaya a salir con que se le olvidó, como los 20 millones de pobres que no contabilizó en su cartita a Santa Claus (sin olvidar a los migrantes cuyos programas de protección cayeron en las garras del alzheimer selectivo) o, peor aún, a la elegante manera con la que Oswaldo Sánchez dejó a las Chivas para irse al Santos al ritmo de: “No fue por el dinero”.
O sea, Calderón no sólo no manda un mendrugo de buenos deseos para la Nochebuena, sino que antes al contrario nos regala su intención de someter a los refrescos a un aumento de precio. Podemos tolerar que le suba a la leche y a la gasolina que sin ningún problema podrían ser sacados de la canasta básica, pero los chescos, sinceramente, tendrían que ser tan intocables como la Ley Televisa, los Bribiesca y los trácalas de cuello blanco. La nueva administración comprende que el alza a las bebidas gasificadas y edulcoradas generará de inmediato un efecto inflacionario en cosas tan fundamentales para el pueblo mexicano como las cubas libres, los charros negros, los París de noche, los gin & tonics, los jaiboles y, por lo tanto, en temas de primera necesidad como los teibols dance, antros, bares y cantinas, espacios recreativos donde la compatriotiza encuentra refugio frente a la canija pero cruda realidad, ahora blanquiazul.
El aumento a los chescos pone en peligro la estabilidad emocional de un pueblo que, gracias a la capacidad de estos líquidos para combinarse grácilmente con las agüitas que atarantan, han podido sobrevivir a 70 años de PRI, 6 de Fox y el mes que lleva el nuevo régimen, con su tambache de operativos militares faramallosos, detenciones mediáticas y dudosas pero muy voluntariosas contribuciones al engrandecimiento más bárbaro del capitalismo salvaje.
No quisiera creer que las medidas calderonianas para encarecer los chescos se deba, como dicen las lenguas bífidas, al escaso apoyo que sintió en campaña por parte de la industria refresquera. A lo mejor, lo que quiere es, simplemente, ser “Más grande que tu sed”.
O sea, Calderón no sólo no manda un mendrugo de buenos deseos para la Nochebuena, sino que antes al contrario nos regala su intención de someter a los refrescos a un aumento de precio. Podemos tolerar que le suba a la leche y a la gasolina que sin ningún problema podrían ser sacados de la canasta básica, pero los chescos, sinceramente, tendrían que ser tan intocables como la Ley Televisa, los Bribiesca y los trácalas de cuello blanco. La nueva administración comprende que el alza a las bebidas gasificadas y edulcoradas generará de inmediato un efecto inflacionario en cosas tan fundamentales para el pueblo mexicano como las cubas libres, los charros negros, los París de noche, los gin & tonics, los jaiboles y, por lo tanto, en temas de primera necesidad como los teibols dance, antros, bares y cantinas, espacios recreativos donde la compatriotiza encuentra refugio frente a la canija pero cruda realidad, ahora blanquiazul.
El aumento a los chescos pone en peligro la estabilidad emocional de un pueblo que, gracias a la capacidad de estos líquidos para combinarse grácilmente con las agüitas que atarantan, han podido sobrevivir a 70 años de PRI, 6 de Fox y el mes que lleva el nuevo régimen, con su tambache de operativos militares faramallosos, detenciones mediáticas y dudosas pero muy voluntariosas contribuciones al engrandecimiento más bárbaro del capitalismo salvaje.
No quisiera creer que las medidas calderonianas para encarecer los chescos se deba, como dicen las lenguas bífidas, al escaso apoyo que sintió en campaña por parte de la industria refresquera. A lo mejor, lo que quiere es, simplemente, ser “Más grande que tu sed”.
!!AMLO Presidente Legítimo de los Mexicanos!!
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