Como mexicano, como incansable luchador por las causas de la democracia, como fervoroso nostálgico del foxismo, como vendedor de tiempos compartidos en Kafkapulco, quiero solidarizarme con la nueva administración calderonista en estos momentos, sobre todo por su valiente empeño de gobernar con mano dura, para impedir que renegados, resentidos, viudas pejelagartianas y demás criaturas del averno ultraizquierdista que hasta lo que no se comen les hace daño, sigan siendo un peligro para México.
De veras, da gusto ver que el régimen presente, alejado de las malas costumbres de lo políticamente correcto e inspirado en grandes del autoritarismo pando como Díaz Ordaz, López Portillo y Charly Salinas, decidan imponer en este país desgobernado un poco de orden y progreso a chingadazos. Ya es tiempo de que reciban trato de terroristas en Guantánamo o Abu Ghraib como se merecen por andar de vagos, disolutos, exóticos, bien demodés y nada metrosexualizados que, con una falta absoluta de sentido de la decencia nos siguen pegando abajo. Digo, todavía estos pelafustanes como Flavio Sosa fueran bonitos, decentes y bien portados como Nava, Martínez y Mouriño, o que tuvieran el porte principesco de Carstens, Molinar Horcasitas o Manuel Espino. Pero no, estos jijos putativos del marxismo trasnochado ni siquiera tienen la verba florida de la Vázquez Mota, o el encanto totalmente palacio de Santiago Creel vestido de charrito Pemex.
Sí, que nos enseñen a respetar y a ser decentes, que buena falta nos hace. No se nos vaya a ocurrir, como a esa naquiza que pretende, por ejemplo, no sólo tumbar al excelentísimo don Ulises Ruin, lo cual es en sí mismo un sacrilegio, sino incluso rociar con Baygón verde a su santidad Jorge Zermeño, presidente de la muy blanquiazul Cámara de Diputados, cuyas quirúrgicas labores en San Lázaro lo han hecho más popular entre la tropa que Luis Echeverría ahora que me lo van a fichar por romántico genocida. Algo decepcionante porque yo pensaba que lo de la ficha era en el Barba Azul con todo y guayabera.
Qué bueno que el PRI, a través del siempre valiente Gamboa Patrón, se desistió de impugnar a Zermeño el bueno cuando descubrieron que eran un demócrata como el IFE, el TEPJF y FelIFE que, admirado ante el odio perredista, nomás calla y mira al cielo.
Fabuloso que lo de la APPO sea sólo el principio, porque lo que nos conviene a los mexicanos es la mano dura, ruda, durísima para que sepamos que los del Yunque son reaccionarios porque reaccionan.
De veras, da gusto ver que el régimen presente, alejado de las malas costumbres de lo políticamente correcto e inspirado en grandes del autoritarismo pando como Díaz Ordaz, López Portillo y Charly Salinas, decidan imponer en este país desgobernado un poco de orden y progreso a chingadazos. Ya es tiempo de que reciban trato de terroristas en Guantánamo o Abu Ghraib como se merecen por andar de vagos, disolutos, exóticos, bien demodés y nada metrosexualizados que, con una falta absoluta de sentido de la decencia nos siguen pegando abajo. Digo, todavía estos pelafustanes como Flavio Sosa fueran bonitos, decentes y bien portados como Nava, Martínez y Mouriño, o que tuvieran el porte principesco de Carstens, Molinar Horcasitas o Manuel Espino. Pero no, estos jijos putativos del marxismo trasnochado ni siquiera tienen la verba florida de la Vázquez Mota, o el encanto totalmente palacio de Santiago Creel vestido de charrito Pemex.
Sí, que nos enseñen a respetar y a ser decentes, que buena falta nos hace. No se nos vaya a ocurrir, como a esa naquiza que pretende, por ejemplo, no sólo tumbar al excelentísimo don Ulises Ruin, lo cual es en sí mismo un sacrilegio, sino incluso rociar con Baygón verde a su santidad Jorge Zermeño, presidente de la muy blanquiazul Cámara de Diputados, cuyas quirúrgicas labores en San Lázaro lo han hecho más popular entre la tropa que Luis Echeverría ahora que me lo van a fichar por romántico genocida. Algo decepcionante porque yo pensaba que lo de la ficha era en el Barba Azul con todo y guayabera.
Qué bueno que el PRI, a través del siempre valiente Gamboa Patrón, se desistió de impugnar a Zermeño el bueno cuando descubrieron que eran un demócrata como el IFE, el TEPJF y FelIFE que, admirado ante el odio perredista, nomás calla y mira al cielo.
Fabuloso que lo de la APPO sea sólo el principio, porque lo que nos conviene a los mexicanos es la mano dura, ruda, durísima para que sepamos que los del Yunque son reaccionarios porque reaccionan.
!!AMLO Presidente Legítimo de los Mexicanos!!
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