Otra nota interesante de Machetearte:
Por Millán
¡Que bueno que terminó el sexenio de la ignorancia!, torpemente encabezado por el presidente más mediocre que México haya tenido jamás, sin embargo no hay que perder el norte, si bien es cierto que la figura de Fox pasará a la historia como el mandatario bufón, que solo decía tonterías, pero que nunca gobernó; tanto así, que abandonó el cargo antes de tiempo (bajó la cortina desde el 2 de julio), también es cierto que lo hizo por que su función ante Estados Unidos, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial era precisamente esa; distraer a los mexicanos con circo barato para que no pusiéramos atención a las políticas neoliberales, que solo han producido mexicanos cada vez más pobres, a cambio de unos cuantos groseros, cada vez más ricos (Carlos Slim, Azcárraga Jean, Lorenzo Servitje, etc.).
Entre la mueca y la risa, solapó los más grandes escándalos de corrupción de los últimos tiempos; fue cómplice del FOBAROA, del PEMEX GATE, de la fundación “Vamos México” y de los hijos de su ambiciosa y horrorosa mujer, su cinismo alcanzó incluso para robarle a sus propios rateros ”Amigos de Fox”, además -por si fuera poco-, reprimió en Atenco, en SICARTASA, en Oaxaca, pero sobre todo, le robó la elección presidencial al pueblo de México, que al igual que en el resto de América Latina, ante el evidente fracaso de las derecha, se inclina más por la izquierda (Venezuela, Cuba, Bolivia, Chile, Uruguay, Brasil y más recientemente Nicaragua y El Salvador, aún con sus bemoles ya tienen gobiernos de izquierda) y al mismo tiempo preparó las condiciones para cederle el poder a un sucesor –también pelele del imperio- que llega con la misión de terminar la perversa obra de sacar adelante la reformas estructurales, mismas que no son otra cosa, que vender PEMEX, CFE, el IMSS, la UNAM , gravar con IVA medicinas y alimentos más todo lo que represente ganancias multimillonarias para sus amos nacionales y extranjeros, haciéndolo además por la vía de la fuerza (con mano dura, según sus propias palabras).
En ese sentido, se apegó fielmente al instructivo tipo catálogo que recibió de manos de sus patrones, los grandes capitalistas del mundo, para apoderarse del país entero. Ahora, corresponderá al tradicionalmente heroico pueblo mexicano organizarse, para impedir que, ese enemigo histórico, el verdadero peligro para México, el sistema capitalista, hoy representado por Felipe Calderón vea concretadas sus rapaces ambiciones.
Lo Que Se Ve Venir
En la lucha por la democracia verdadera, la del pueblo, será un contrapeso importante, aunque no suficiente, las acciones que tome López Obrador como presidente legítimo, muchas de las propuestas que impulse en su gobierno itinerante se antojan como evidentes e inmediatas, detener las privatizaciones, defender la autonomía de los sindicatos, rescatar al campo, son solo algunos ejemplos; no obstante, nos corresponde a nosotros como nación, pueblo, comunidad, colonia, barrio, escuela, centro de trabajo, familia, e individuos, organizarnos a todos los niveles; no tanto para apoyar a AMLO, sino para que él mande obedeciendo la voluntad del pueblo que representa; si así lo hace, mantendrá e incrementará la fuerza que -de facto- le permita realmente gobernar, de lo contrario perderá el apoyo. Presidentes autoritarios que mandan sin obedecer al pueblo que los emplea ya hemos tenido muchos y no haría falta uno más.
Les guste o no, tanto al presidente ‘Espurio', como al PAN y al Consejo Empresarial, mucho más allá de las simpatías y las voluntades, tendrán que intentar gobernar con esa piedra llamada AMLO en su zapato, pero también AMLO tendrá que gobernar con esa enorme roca en el guarache llamada Organización Popular. No es predicción, ni buenos deseos, es una realidad objetiva con su propia dialéctica, que se desarrolla y hace evolucionar sin pedir permiso a los actores, lo hace con ellos o aún a pesar de ellos.
Aparte de nosotros mismos, nadie vendrá a salvarnos de la pobreza, nadie tiene la varita mágica que solucionará nuestros problemas, ha llegado pues, el momento histórico de tomar nuestro destino en nuestras propias manos, el momento de dictarles a nuestros gobernantes como queremos que gobiernen, ya no es optativo, no tenemos elección, quien no lo haga, estará dejando pasar la gran oportunidad que se presenta de cambiar la sociedad desde abajo y quedará como un apático espectador.
¿Qué no se puede?, claro que se puede, ¿No cree usted posible, que mediante la organización popular, puedan resurgir las pequeñas panaderías en todas las colonias, para no tener que comprar pan embolsado que se pega en el paladar?, o ¿Las aguas frescas mexicanas limpias, en lugar de refresco negro embotellado?, o ¿Darle un renovado impulso a los tradicionales mercados, en lugar de tantos centros comerciales, principales generadores de basura de empaques?, o ¿Reorientar la amplísima variedad de la comida mexicana hacia cocinas económicas, como era antes, en lugar de las cadenas de restaurantes elitistas de insípida comida internacional?. Los ejemplos podrían seguir, también en lo político y en lo cultural, pero lo importante es que todos esos proyectos se lleven a cabo mediante la organización de células comunitarias autogestionantes, independientes y autónomas del gobierno, tanto en el campo como en la ciudad acordes a las necesidades específicas de cada lugar. Obviamente no será el gobierno oficial quién los promoverá, pero no se le va a pedir permiso, no se requiere, simplemente se le notificará y no podrá impedirlo, por que la desobediencia civil pacífica es una alternativa legal.
Organizarse y participar sin perder la brújula será la constante. Está bien reírse del ranchero grandote, bigotón, con botas que decía puras estupideces, como del chaparro, pelón, de lentes y manitas de puerco, que cree que tomó posesión; pero no hay que perder de vista que ellos son simples medios de control del verdadero enemigo; el sistema capitalista globalizante.
Por Millán
¡Que bueno que terminó el sexenio de la ignorancia!, torpemente encabezado por el presidente más mediocre que México haya tenido jamás, sin embargo no hay que perder el norte, si bien es cierto que la figura de Fox pasará a la historia como el mandatario bufón, que solo decía tonterías, pero que nunca gobernó; tanto así, que abandonó el cargo antes de tiempo (bajó la cortina desde el 2 de julio), también es cierto que lo hizo por que su función ante Estados Unidos, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial era precisamente esa; distraer a los mexicanos con circo barato para que no pusiéramos atención a las políticas neoliberales, que solo han producido mexicanos cada vez más pobres, a cambio de unos cuantos groseros, cada vez más ricos (Carlos Slim, Azcárraga Jean, Lorenzo Servitje, etc.).
Entre la mueca y la risa, solapó los más grandes escándalos de corrupción de los últimos tiempos; fue cómplice del FOBAROA, del PEMEX GATE, de la fundación “Vamos México” y de los hijos de su ambiciosa y horrorosa mujer, su cinismo alcanzó incluso para robarle a sus propios rateros ”Amigos de Fox”, además -por si fuera poco-, reprimió en Atenco, en SICARTASA, en Oaxaca, pero sobre todo, le robó la elección presidencial al pueblo de México, que al igual que en el resto de América Latina, ante el evidente fracaso de las derecha, se inclina más por la izquierda (Venezuela, Cuba, Bolivia, Chile, Uruguay, Brasil y más recientemente Nicaragua y El Salvador, aún con sus bemoles ya tienen gobiernos de izquierda) y al mismo tiempo preparó las condiciones para cederle el poder a un sucesor –también pelele del imperio- que llega con la misión de terminar la perversa obra de sacar adelante la reformas estructurales, mismas que no son otra cosa, que vender PEMEX, CFE, el IMSS, la UNAM , gravar con IVA medicinas y alimentos más todo lo que represente ganancias multimillonarias para sus amos nacionales y extranjeros, haciéndolo además por la vía de la fuerza (con mano dura, según sus propias palabras).
En ese sentido, se apegó fielmente al instructivo tipo catálogo que recibió de manos de sus patrones, los grandes capitalistas del mundo, para apoderarse del país entero. Ahora, corresponderá al tradicionalmente heroico pueblo mexicano organizarse, para impedir que, ese enemigo histórico, el verdadero peligro para México, el sistema capitalista, hoy representado por Felipe Calderón vea concretadas sus rapaces ambiciones.
Lo Que Se Ve Venir
En la lucha por la democracia verdadera, la del pueblo, será un contrapeso importante, aunque no suficiente, las acciones que tome López Obrador como presidente legítimo, muchas de las propuestas que impulse en su gobierno itinerante se antojan como evidentes e inmediatas, detener las privatizaciones, defender la autonomía de los sindicatos, rescatar al campo, son solo algunos ejemplos; no obstante, nos corresponde a nosotros como nación, pueblo, comunidad, colonia, barrio, escuela, centro de trabajo, familia, e individuos, organizarnos a todos los niveles; no tanto para apoyar a AMLO, sino para que él mande obedeciendo la voluntad del pueblo que representa; si así lo hace, mantendrá e incrementará la fuerza que -de facto- le permita realmente gobernar, de lo contrario perderá el apoyo. Presidentes autoritarios que mandan sin obedecer al pueblo que los emplea ya hemos tenido muchos y no haría falta uno más.
Les guste o no, tanto al presidente ‘Espurio', como al PAN y al Consejo Empresarial, mucho más allá de las simpatías y las voluntades, tendrán que intentar gobernar con esa piedra llamada AMLO en su zapato, pero también AMLO tendrá que gobernar con esa enorme roca en el guarache llamada Organización Popular. No es predicción, ni buenos deseos, es una realidad objetiva con su propia dialéctica, que se desarrolla y hace evolucionar sin pedir permiso a los actores, lo hace con ellos o aún a pesar de ellos.
Aparte de nosotros mismos, nadie vendrá a salvarnos de la pobreza, nadie tiene la varita mágica que solucionará nuestros problemas, ha llegado pues, el momento histórico de tomar nuestro destino en nuestras propias manos, el momento de dictarles a nuestros gobernantes como queremos que gobiernen, ya no es optativo, no tenemos elección, quien no lo haga, estará dejando pasar la gran oportunidad que se presenta de cambiar la sociedad desde abajo y quedará como un apático espectador.
¿Qué no se puede?, claro que se puede, ¿No cree usted posible, que mediante la organización popular, puedan resurgir las pequeñas panaderías en todas las colonias, para no tener que comprar pan embolsado que se pega en el paladar?, o ¿Las aguas frescas mexicanas limpias, en lugar de refresco negro embotellado?, o ¿Darle un renovado impulso a los tradicionales mercados, en lugar de tantos centros comerciales, principales generadores de basura de empaques?, o ¿Reorientar la amplísima variedad de la comida mexicana hacia cocinas económicas, como era antes, en lugar de las cadenas de restaurantes elitistas de insípida comida internacional?. Los ejemplos podrían seguir, también en lo político y en lo cultural, pero lo importante es que todos esos proyectos se lleven a cabo mediante la organización de células comunitarias autogestionantes, independientes y autónomas del gobierno, tanto en el campo como en la ciudad acordes a las necesidades específicas de cada lugar. Obviamente no será el gobierno oficial quién los promoverá, pero no se le va a pedir permiso, no se requiere, simplemente se le notificará y no podrá impedirlo, por que la desobediencia civil pacífica es una alternativa legal.
Organizarse y participar sin perder la brújula será la constante. Está bien reírse del ranchero grandote, bigotón, con botas que decía puras estupideces, como del chaparro, pelón, de lentes y manitas de puerco, que cree que tomó posesión; pero no hay que perder de vista que ellos son simples medios de control del verdadero enemigo; el sistema capitalista globalizante.
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