No necesito abrir el correo, el domingo al medio día, cuando no está en la prensa aún la noticia, para saber de qué trata la buena nueva.
Sé, de inmediato, que ha muerto el criminal miserable que tantas vidas inocentes carga en su conciencia. Lo sé de cierto incluso porque a las palabras: Murió la bestia, le antecede la palabra Chile.
Y pienso, en lo mismo que leo que dicen los diarios el lunes, que no deja de ser curioso que el genocida haya muerto justamente el día en que el mundo tendría que conmemorarse a plenitud un aniversario más de la Declaración de los Derechos Humanos.
Declaración masacrada, entre otros como Bush, también por ese criminal dictador apoyado por el imperio yanqui, aun antes de haber sido anulada la declaración por la cobardía de los gobiernos que conforman la Organización de las Naciones Unidas.
Y pienso el lunes al sentarme a escribir esta entrega que tendría que escribir para hoy algo sobre la Virgen de Guadalupe, vendida que ha sido su imagen al extranjero por el cardenal de la inmensa y por tanto riquísima Arquidiócesis de México.
Patrona también la Guadalupana --que hoy doce de diciembre celebra su día-- de gran parte del pueblo no católico e incluso del no creyente de México y patrona también de otros pueblos de América Latina que la llaman "Patrona de América".
Patrona de los pobres, claro está. Los ricos, incluidos los ricos cardenales, son los que perdonan a los genocidas como si el hijo de Dios no hubiera nunca venido a la tierra a reivindicar al hombre ante su padre.
Y ya se sabe que los ricos, aunque sean cardenales, no necesitan más que fingir que creen, en lo que no creen, cuando les es útil para hacer negocios.
Sí, el cardenal, Norberto Rivera, acusado de proteger a un cura pederasta, vendió también la imagen de la Virgen de Guadalupe al mejor postor transnacional. Al igual que el PAN, tan católico, está vendiendo el resto de los bienes nacionales y como Pinochet asesinó a miles de chilenos en nombre de Dios.
Y justamente por esas y otras cosas que ocurren en el mundo una y otra vez y otra vez sin que nadie las pare y sin que nada suceda, mi agnosticismo se empeña en ganar la partida ante lo que salta a la vista, en todo caso, como una creación tan poco perfecta.
Imperfecta por proclive incluso a favorecer sólo a unos que se mofan de los otros siempre carenciados, de los desfavorecidos, de los más desprotegidos, de los únicos acusados a pesar de que las evidencias demuestran que los crímenes han sido cometidos por los siempre perdonados.
El castigo a la pobreza. Los pobres siempre encarcelados y más aún si además protestan. Por eso la represión brutal en contra del pueblo oaxaqueño, en nombre, como consignaba ayer la Rayuela de La Jornada, del Estado de Derecho, lo que no deja de ser otra burla, del PRIAN, también católico, como los asesinatos a nombre de Dios de Pinochet, de Bush y de Franco.
Hagamos conciencia. Los asesinos genocidas asesinan a nombre de Dios y son perdonados por los que se dicen representantes de Dios en la Tierra.
Y aquello del libre albedrío del hombre, tan conveniente como justificación para que los empresarios eclesiásticos se enriquezcan y perdonen siempre a los ricos, con los que hasta golf juegan, se desdibuja frente a los criminales siempre tan bien protegidos incluso por las jerarquías eclesiásticas, aunque haya que reconocer que además de la actual mexicana, mucho peor, que la chilena, fue la argentina.
Además de que nadie pueda ya negar el redituable negocio en que se ha convertido a las religiones que en el mundo se niegan a cohabitar como hermanas.
Desdibujado también lo del libre albedrío con la pérdida de valores y principios, que es lo único que en todo caso salva la existencia de las religiones, que proliferan hoy en el planeta como las estampitas vendidas de nuestra Virgen Morena.
Aunque debo reconocer que mi agnosticismo algo se matiza con la buena noticia: "Se murió la bestia", a la que yo le añado: mala, porque incluso entre las
bestias hay de bestias a bestias y los dictadores son siempre los perores de entre las bestias más malas. En el Infierno inaugurado por ellos, si no existía antes, en el Infierno al menos del paso a la historia como lo que realmente fueron: asesinos genocidas y ladrones, esperaban a Pinochet, seguramente, Franco, Hitler, Somoza, Trujillo, Stalin.
Pero, a la momentánea alegría, le sigue una baja en la euforia, como me dice en otro correo una amiga: "Lo único que pesa y duele es que el hijo de puta se haya muerto impune, sin un juicio. ¡¡¡Que nunca descanse en paz!!! Y sí, no debe descansar en paz quien tantos crímenes, de una perversidad sin límite, comete.
Los crímenes de ese asesino cobarde que no tuvo empacho en hacer decir a sus abogados que se meaba encima para causar lástima cuando su breve cautiverio en la Gran Bretaña, asesorado probablemente por La Tatcher que no se avergüenza de lamentar públicamente su muerte, como la debe estar lamentando El Yunque en México, mientras millones de ciudadanos del mundo la celebramos con champagne o aunque sea con horchata, quedan impunes con su muerte, lo que me hace pensar nuevamente en que el agnosticismo, sin remedio, se perfila para ganar la batalla porque el saber que las malas bestias también son mortales no alcanza para justificar que mueran siempre impunes.
Sé, de inmediato, que ha muerto el criminal miserable que tantas vidas inocentes carga en su conciencia. Lo sé de cierto incluso porque a las palabras: Murió la bestia, le antecede la palabra Chile.
Y pienso, en lo mismo que leo que dicen los diarios el lunes, que no deja de ser curioso que el genocida haya muerto justamente el día en que el mundo tendría que conmemorarse a plenitud un aniversario más de la Declaración de los Derechos Humanos.
Declaración masacrada, entre otros como Bush, también por ese criminal dictador apoyado por el imperio yanqui, aun antes de haber sido anulada la declaración por la cobardía de los gobiernos que conforman la Organización de las Naciones Unidas.
Y pienso el lunes al sentarme a escribir esta entrega que tendría que escribir para hoy algo sobre la Virgen de Guadalupe, vendida que ha sido su imagen al extranjero por el cardenal de la inmensa y por tanto riquísima Arquidiócesis de México.
Patrona también la Guadalupana --que hoy doce de diciembre celebra su día-- de gran parte del pueblo no católico e incluso del no creyente de México y patrona también de otros pueblos de América Latina que la llaman "Patrona de América".
Patrona de los pobres, claro está. Los ricos, incluidos los ricos cardenales, son los que perdonan a los genocidas como si el hijo de Dios no hubiera nunca venido a la tierra a reivindicar al hombre ante su padre.
Y ya se sabe que los ricos, aunque sean cardenales, no necesitan más que fingir que creen, en lo que no creen, cuando les es útil para hacer negocios.
Sí, el cardenal, Norberto Rivera, acusado de proteger a un cura pederasta, vendió también la imagen de la Virgen de Guadalupe al mejor postor transnacional. Al igual que el PAN, tan católico, está vendiendo el resto de los bienes nacionales y como Pinochet asesinó a miles de chilenos en nombre de Dios.
Y justamente por esas y otras cosas que ocurren en el mundo una y otra vez y otra vez sin que nadie las pare y sin que nada suceda, mi agnosticismo se empeña en ganar la partida ante lo que salta a la vista, en todo caso, como una creación tan poco perfecta.
Imperfecta por proclive incluso a favorecer sólo a unos que se mofan de los otros siempre carenciados, de los desfavorecidos, de los más desprotegidos, de los únicos acusados a pesar de que las evidencias demuestran que los crímenes han sido cometidos por los siempre perdonados.
El castigo a la pobreza. Los pobres siempre encarcelados y más aún si además protestan. Por eso la represión brutal en contra del pueblo oaxaqueño, en nombre, como consignaba ayer la Rayuela de La Jornada, del Estado de Derecho, lo que no deja de ser otra burla, del PRIAN, también católico, como los asesinatos a nombre de Dios de Pinochet, de Bush y de Franco.
Hagamos conciencia. Los asesinos genocidas asesinan a nombre de Dios y son perdonados por los que se dicen representantes de Dios en la Tierra.
Y aquello del libre albedrío del hombre, tan conveniente como justificación para que los empresarios eclesiásticos se enriquezcan y perdonen siempre a los ricos, con los que hasta golf juegan, se desdibuja frente a los criminales siempre tan bien protegidos incluso por las jerarquías eclesiásticas, aunque haya que reconocer que además de la actual mexicana, mucho peor, que la chilena, fue la argentina.
Además de que nadie pueda ya negar el redituable negocio en que se ha convertido a las religiones que en el mundo se niegan a cohabitar como hermanas.
Desdibujado también lo del libre albedrío con la pérdida de valores y principios, que es lo único que en todo caso salva la existencia de las religiones, que proliferan hoy en el planeta como las estampitas vendidas de nuestra Virgen Morena.
Aunque debo reconocer que mi agnosticismo algo se matiza con la buena noticia: "Se murió la bestia", a la que yo le añado: mala, porque incluso entre las
bestias hay de bestias a bestias y los dictadores son siempre los perores de entre las bestias más malas. En el Infierno inaugurado por ellos, si no existía antes, en el Infierno al menos del paso a la historia como lo que realmente fueron: asesinos genocidas y ladrones, esperaban a Pinochet, seguramente, Franco, Hitler, Somoza, Trujillo, Stalin.
Pero, a la momentánea alegría, le sigue una baja en la euforia, como me dice en otro correo una amiga: "Lo único que pesa y duele es que el hijo de puta se haya muerto impune, sin un juicio. ¡¡¡Que nunca descanse en paz!!! Y sí, no debe descansar en paz quien tantos crímenes, de una perversidad sin límite, comete.
Los crímenes de ese asesino cobarde que no tuvo empacho en hacer decir a sus abogados que se meaba encima para causar lástima cuando su breve cautiverio en la Gran Bretaña, asesorado probablemente por La Tatcher que no se avergüenza de lamentar públicamente su muerte, como la debe estar lamentando El Yunque en México, mientras millones de ciudadanos del mundo la celebramos con champagne o aunque sea con horchata, quedan impunes con su muerte, lo que me hace pensar nuevamente en que el agnosticismo, sin remedio, se perfila para ganar la batalla porque el saber que las malas bestias también son mortales no alcanza para justificar que mueran siempre impunes.
!!AMLO Presidente Legítimo de los Mexicanos!!
1 comentario:
LA MUERTE DEL DICTADOR
Por Valeria Bustos
Vengo llegando de las afueras de La Moneda,
(temprano estuvimos en Plaza Italia)
la emoción me embarga,
eramos miles de chilenos festejando,
con cantos , consignas, bailes, abrazos, champaña,
cervezas, challas y globos...
El Pueblo en su conjunto celebrando la muerte de Pinochet.
rostros alegres, niños, mujeres, ancianos, punks,
los del Colo y la Chile,artesas y cuicos, universitarios y obreros
madres de Detenidos Desaparecidos
con sus fotos prendidas al pecho
y sus ojos enrojecidos por las lágrimas de felicidad.
Tanta rabia contenida por mas de 30 años,
generación tras generación,
dolor tras dolor, angustias, miedos, esperanzas...
En Chile no hubo Justicia...
espero que exista otra vida
y en ella se juzgue al Tirano que tanto daño nos hizo ,
de una u otra manera, en mayor o menor grado
todos fuimos afectados por la cruel dictadura:
Ejecutados Políticos, Detenidos Desaparecidos,
Presos Políticos, Exonerados, Torturados, Exiliados,
Marginados, Excluidos...Hijos de, Padres de,
Hermanos de, Amigos de, Parejas de...
Millones de chilenos "marcados" por los aparatos represivos,
Millones de chilenos amenazados,
durmiendo a saltos hasta el día de hoy,
Millones de chilenos nacidos en la Cultura del Terror...
Chile es un Pueblo herido que hoy festejaba en el Centro
con banderas Chilenas, Venezolanas, Socialistas,
Comunistas , de La Gran Gladys Marín,
de la histórica Izquierda Cristiana,
Sólo una bandera extrañé...
de "mi querido Pueblo PPD".
Pese a ello tengo la certeza que no eramos pocos los compañeros
que allí sin banderas partidarias
o con banderas chilenas, celebrábamos junto
al Pueblo el principio del resto de nuestras vidas.
Viva Chile,
Viva la Democracia,
Viva el Pueblo Alegre
Cantando en las Anchas Alamedas.
Un abrazo fraterno y rebelde...
Valeria Bustos Arriagada
Consejera Nacional PPD
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