REALMENTE DUELE

Gracias nuevamente a Álvaro de la IV República por esta nueva reflexión:

Duele el país. Duele su división profunda. Duele mucho lo que está sucediendo. Duele la hipocresía. Duele la manipulación y el cinismo. Duele el descrédito y la desconfianza en nuestras instituciones...


Duelen los 25 muertos en Oaxaca, las decenas de encarcelados, los cientos de desaparecidos. Duele que se siga repitiendo en la tele que los que se manifestaban eran los violentos cuando en la PFP y en el ejército y en los policías de Ulises Ruiz no hay ninguno desaparecido, ni un herido, ni un solo muerto...


Duelen los niños de 9, 10 12 y 13 años también capturados y encerrados el 25 de noviembre pasado. Duele que los delitos que se les imputan son más largos que sus años de vida: incendio de edificios, saqueo, sedición y uso de explosivos... A Miryam, la de 13, la amarraron de las manos y la obligaron a estar en cuclillas como todos los adultos... Duele que esos cuatro niños fueron testigos de las brutales golpizas a sus padres, hermanos y vecinos... Duele que ya los liberaron pero tienen que ir periódicamente a firmar, cuando todavía ni firma tienen...


Duele que te fabriquen un delito para poder hacer contigo "legalmente" lo que quieran... Duele que te inviten al diálogo y allí mismo te encarcelen y luego te torturen o te desaparezcan...


Duele que te califiquen de "peligroso" y te persigan sólo porque no eres conformista ni te quedas callado y porque denuncias los atropellos y las injusticias y porque pones en riesgo los privilegios de los poderosos y los ricos...


Duele que tus amigos y familiares le crean todas sus mentiras a la tele y en cambio de ti crean que sólo eres un loco o un fanático o un tonto...


Duele que la policía sea tan eficaz para encarcelar y "comprobarles" delitos a líderes de movimientos de protesta , pero no encuentren ningún delito en Montiel o en Hildebrando o en Ulises o en los banqueros del Fobaproa o en los hijitos de Martha o en el IFE...


Duele que a esa mamá le robaran a su hijo recién nacido y luego se lo dieran a otra señora y los jueces extendieran papeles para que ahora esa segunda señora sea oficialmente considerada madre de ese niño y que ahora los medios y los jueces se burlen de la mamá que lo dio a luz porque ella afirme ser su madre legítima . Y que además le pidan a esa verdadera madre que ya no luche por su hijo y que ya no proteste y que acepte los hechos y que le dé la mano a esa señora que legalmente es ahora la madre... Duele que la verdadera madre no pueda abrazar ni estar con su verdadero hijo porque las leyes y sus paleros dicen que la madre legal es la que dicen los papeles... Duele que quien se atreva a defender y respaldar a esa verdadera madre se le considere renegado y violento y que frena el avance de México...


Duele que se invoquen valores familiares para que no hagas olas, para que calles, para que dejes correr otros setenta años de atropellos...


Duele que te digan: sí, hubo fraude, pero pues siempre ha habido. Ya ni modo. De nada servirá lo que hagas. No pierdas tu tiempo. Mejor no te metas. No exageres. Ponte a trabajar y no estés de revoltoso. Así es México. Así será siempre México...


Duele que a tu casa entre un violador, robe tu casa, y además viole a tu mujer; después de eso tú vas y pones una denuncia, luego el tribunal te dice que no procede por que no hiciste bien la denuncia, luego te dice que tu esposa sí fue violada pero nomás poquito, y que ahora tú debes calmarte y te tienes que poner de acuerdo con el violador para poder hacer las paces y hacer consensos...


Duele que se reedite en México la Alemania nazi y que muchos mexicanos seamos tratados como judíos, o que se copie en México la actual guerra contra el terrorismo gringa y que muchos de nosotros seamos vistos y tratados como fanáticos terroristas...


Duele... Realmente duele... No sé a ustedes, pero a mí gemidos y lágrimas amargas me han brotado estos últimos meses...


Sin embargo... ¡Que el dolor no derrote a la Esperanza!... Somos ciudadanos de una Nueva República y no podemos ni queremos quedarnos sentados contemplando nuestro dolor y nuestras heridas... No. Hemos de estar de pie. Con la frente muy en alto. Y llenos de una profunda alegría...


¿Alegría por nuestra dolorosa realidad presente? ¡No! Alegría por la realidad futura que viene, por la que muchos, sin callarnos y sin rendirnos, estamos construyendo... Alegría, pues, pero por lo que está brotando. Por lo que con nuestras manos y con nuestras lágrimas y con nuestra sangre estamos produciendo... Estemos muy alegres hoy y toda las Posadas y este tiempo navideño y el comienzo del Año Nuevo porque estamos luchando, porque estamos resistiendo, porque no nos hemos rendido ni hemos bajado los brazos... Porque estamos sembrando y pronto vendrá la cosecha. Porque los insultos y salivazos que recibimos son fertilizante espiritual para que a nuestro alrededor haya fruto, y fruto a bundante... Porque la lucha es vida y vivir vale la pena... Porque no estamos vacíos ni dormidos... Porque podemos levantar nuestra frente muy en alto... Porque nuestra lucha es noble y justa... Porque entre más nos golpean más dignos debemos sentirnos...


Cuando estuve en el zócalo con muchos de ustedes "vi un cielo nuevo y una tierra nueva", vi el futuro de México, vi en esos 50 días la Comunidad Nueva, el País Nuevo, que no había podido ver en 50 años de vida... Y eso me llenó de una alegría y de una fuerza que, estoy seguro, me acompañará el resto de mis días... Me duele el país. Su división profunda. Me duele todo lo que he dicho. No me desdigo... Pero con más certeza hoy puedo decir, viendo en ustedes el futuro, que me alegra esta lucha, me alegra el dolor y el llanto, porque son los dolores del parto que sólo indican la Navidad cercana, el Nuevo Nacimiento, el surgimiento del Cielo Nuevo y la Tierra Nueva, el florecimiento en México de una Nueva República...


¡Alégrense, hermanos! ¡Desencorven la espalda y levanten la cara! ¡Feliz Navidad, compañeros! ¡Feliz Nacimiento de la IV República! ¡Feliz Año Nuevo, amigos! ¡Feliz el México Libre y Nuevo! ¡Feliz la Tierra Soberana y Nueva! ¡Felices los hombres y las mujeres Nuev@s!


Álvaro, ciudadano de la IV República


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