Por Millán
Machetearte
Un alacrán no puede convivir con otro alacrán, los dos nefastos exmandatarios Luís Echeverría Álvarez en México y Augusto Pinochet en Chile siempre compitieron entre si.
El primero ascendió al poder en 1970, gracias a que su tutor Gustavo “El Gorila” Ordaz, le cedió la presidencia como premio por haber ejecutado al pie de la letra el manual del genocida, durante el movimiento estudiantil-popular del 68, que culminó con la brutal represión el 2 de octubre, en la plaza de las tres culturas de Tlatelolco a manos del ejercito, en la que fueron asesinados cientos de estudiantes y miles más encarcelados y desaparecidos.
El segundo, subió al “trono” el 11 de septiembre de 1973, después de haber orquestado un golpe militar en contra del primer gobierno socialista de la historia electo democráticamente, que culminó con el derrocamiento y muerte del presidente Salvador Allende, en el Palacio de la Moneda.
Ya como presidente, Echeverría continuó con su política de terror. El 10 de junio de 1971 ordenó la matanza de estudiantes y maestros, hoy recordada como el “Jueves de Corpus Sangriento”, a manos de asesinos paramilitares conocidos como “los Halcones”.
Pinochet hizo lo suyo al encabezar la “operación Cóndor”, que consistió en perseguir, torturar, asesinar y desaparecer a todos los activistas que comulgaran con la izquierda latinoamericana.
De entre Halcones y Cóndores, ¿Cual será la peor rapiña? Es difícil de responder. Pero Echeverría no resistió que hubiera en Latinoamérica otro mandatario que fuera más asesino que él, así que rompió relaciones diplomáticas con Pinochet, apenas éste se erigió como el dictador que gobernaría Chile durante las siguientes tres décadas.
Ya retirados, ambos continuaron su competencia por ver quién de los dos sería acusado por las peores atrocidades cometidas durante sus respectivas gestiones, a los dos se les inició proceso judicial en varias ocasiones por genocidio durante la guerra sucia de los años 70´s. En ese sentido se ha perdido la cuenta de quien iba ganando por que en ambos casos las acusaciones siempre fueron desechadas por jueces corruptos de los dos países.
Lo último que les quedaba, era ver cuál de los sería el viejo más ridículo y abjecto, pero hasta en eso se puede decir que iban empatados, hasta el pasado domingo en que falleció el segundo sin haber pisado nunca la cárcel por su crímenes.
Lo que nos lleva a la conclusión de que el primer tampoco pagará lo que hizo, pues no podrá dejarse vencer después de toda una vida de rivalidad por ser la peor escoria, tendrá que darse prisa y alcanzar al otro en el limbo, para entrar juntos al infierno y desde ahí continuar su carrera descendente.
Machetearte
Un alacrán no puede convivir con otro alacrán, los dos nefastos exmandatarios Luís Echeverría Álvarez en México y Augusto Pinochet en Chile siempre compitieron entre si.
El primero ascendió al poder en 1970, gracias a que su tutor Gustavo “El Gorila” Ordaz, le cedió la presidencia como premio por haber ejecutado al pie de la letra el manual del genocida, durante el movimiento estudiantil-popular del 68, que culminó con la brutal represión el 2 de octubre, en la plaza de las tres culturas de Tlatelolco a manos del ejercito, en la que fueron asesinados cientos de estudiantes y miles más encarcelados y desaparecidos.
El segundo, subió al “trono” el 11 de septiembre de 1973, después de haber orquestado un golpe militar en contra del primer gobierno socialista de la historia electo democráticamente, que culminó con el derrocamiento y muerte del presidente Salvador Allende, en el Palacio de la Moneda.
Ya como presidente, Echeverría continuó con su política de terror. El 10 de junio de 1971 ordenó la matanza de estudiantes y maestros, hoy recordada como el “Jueves de Corpus Sangriento”, a manos de asesinos paramilitares conocidos como “los Halcones”.
Pinochet hizo lo suyo al encabezar la “operación Cóndor”, que consistió en perseguir, torturar, asesinar y desaparecer a todos los activistas que comulgaran con la izquierda latinoamericana.
De entre Halcones y Cóndores, ¿Cual será la peor rapiña? Es difícil de responder. Pero Echeverría no resistió que hubiera en Latinoamérica otro mandatario que fuera más asesino que él, así que rompió relaciones diplomáticas con Pinochet, apenas éste se erigió como el dictador que gobernaría Chile durante las siguientes tres décadas.
Ya retirados, ambos continuaron su competencia por ver quién de los dos sería acusado por las peores atrocidades cometidas durante sus respectivas gestiones, a los dos se les inició proceso judicial en varias ocasiones por genocidio durante la guerra sucia de los años 70´s. En ese sentido se ha perdido la cuenta de quien iba ganando por que en ambos casos las acusaciones siempre fueron desechadas por jueces corruptos de los dos países.
Lo último que les quedaba, era ver cuál de los sería el viejo más ridículo y abjecto, pero hasta en eso se puede decir que iban empatados, hasta el pasado domingo en que falleció el segundo sin haber pisado nunca la cárcel por su crímenes.
Lo que nos lleva a la conclusión de que el primer tampoco pagará lo que hizo, pues no podrá dejarse vencer después de toda una vida de rivalidad por ser la peor escoria, tendrá que darse prisa y alcanzar al otro en el limbo, para entrar juntos al infierno y desde ahí continuar su carrera descendente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario