• PRI: Todos somos Ulises
• Las consignas del Gymboree
La lógica, mi estimado, como el whisky, pierde sus efectos favorables cuando se ingiere en cantidades excesivas. El curioso, oportunista y perverso matrimonio gobierno-medios está pasando por una original etapa desde el arribo de Felipe Calderón y su temerario Gymboree a Los Pinos.
Las simpáticas y diversas historias, my friend, acerca de mensajitos, señales y consignas de censura aparecen a escasos días de que este gobierno presuma que ahora sí hay gobierno.
La arbitrariedad, atropello e ilegalidad en la dizque mano firme para restituir el Estado de Derecho atiborrado de oscuras detenciones en la tierra desgobernada por la megalacra de Ulises Ruiz—a quien ya arroparon una bola de sinvergüenzas priistas que no entienden que no entienden—como una estrategia mediática, sigue incompleta al faltarle que se llame a cuentas a los operadores, asesinos y pandilla al servicio de su administración, primera responsable del clima que actualmente se vive en la entidad.
Apostar a que el explosivo conflicto esté en su etapa final es, literalmente, de disfuncionales profundos.
Oaxaca está prendido de alfileres y la permanencia de Ruiz sólo agrava desafiando a la nueva administración que da de singulares tumbos, no sólo en los extraños nombramientos de varios subsecretarios, sino en su táctica integral preparándose para la guerra que viene. ¿Listo? Ahí le va.
Turns out que Calderón quiere pintar su raya con Televisa. Los singulares rumores sobre puntualizaciones en la relación bilateral cobran cada día mayor relevancia. La inédita ausencia—por ¿compromisos personales?—del poderoso vicepresidente y operador político estrella, Bernardo Gómez, el pasado 1 de diciembre, aunado a lo que en radio pasillo suena sin cesar, abre una delicada rendija en las reglas y el comienzo de la luna de hiel entre el consorcio televisivo y el inquilino de Los Pinos.
No es para menos, pues. Se ha venido manejando que Gómez se encuentra part time fuera de México atendiendo otros asuntos relacionado a los negocios de Televisa cuando su fuerte ha sido fungir como enlace, puente y operador de Emilio Azcárraga con el poder en turno. Y qué mejor oportunidad y coyuntura que el principio de un régimen… aunque con la pena, pero Felipe le quiere dar su ración de flit y, según fuentes confiables, solicitó, amablemente, que el buen Bernardo se abstuviera de mover sus hilos para cualquier comunicación entre la empresa y el gobierno. O sea si tienes tele, ahí la ves.
Días previos a la protesta amarilla de la divertida toma azul en San Lázaro, Gómez y Azcárraga platicaron sobre una salida, ¿temporal?, del primero para evitar fricciones con la naciente administración, no sin haberse dado un especial jaloneo entre estos dos entrañables amigos y cómplices. Bernardo fue pilar y punta de lanza de demasiadas estrategias políticas que, con Martita y Fox, concibieron el peligroso clímax de la televisora dentro de la vida nacional.
El pasado jueves en una original encerrona comenzaron a moverse las turbulentas aguas internas de Chapultepec 18. El temporal retiro de Gómez ha ocasionado lo que en política es una regla de oro: los espacios se llenan. El nombre de Alejandro Quintero—otro simpático especialista en travesuras—vuelve al entretenido reflector y próximamente habrá amenos movimientos. La justificación de éstos podrán ser innumerables, my friend, pero no se me confunda, los tambores de guerra suenan ya, discretamente, no sólo por los chistosos reacomodos domésticos sino en la aplicación de la estrategia global.
Azcárraga sabe cómo sacarle jugo a los traspiés de sus adversarios, quizá también convenga marcar distancia en algunos interesantes rubros. Quizá aprovechando una petición presidencial desencadene una ensalivada jiribilla a más de tres bandas. Quizá es mejor mantener a los amigos cerca… pero a los enemigos más. Quizá llegó la hora de cobrar favorcitos vendiendo más cara la divertida pantalla. Maybe..just maybe.
Donde no hay duda, my friend, es que con la exclusión de Gómez en esta ocurrente, agitada y peligrosa etapa de principio sexenal, las señales y reglas no escritas bilaterales se verán, digamos, modificadas... con todo lo que esto significa.
Las simpáticas y diversas historias, my friend, acerca de mensajitos, señales y consignas de censura aparecen a escasos días de que este gobierno presuma que ahora sí hay gobierno.
La arbitrariedad, atropello e ilegalidad en la dizque mano firme para restituir el Estado de Derecho atiborrado de oscuras detenciones en la tierra desgobernada por la megalacra de Ulises Ruiz—a quien ya arroparon una bola de sinvergüenzas priistas que no entienden que no entienden—como una estrategia mediática, sigue incompleta al faltarle que se llame a cuentas a los operadores, asesinos y pandilla al servicio de su administración, primera responsable del clima que actualmente se vive en la entidad.
Apostar a que el explosivo conflicto esté en su etapa final es, literalmente, de disfuncionales profundos.
Oaxaca está prendido de alfileres y la permanencia de Ruiz sólo agrava desafiando a la nueva administración que da de singulares tumbos, no sólo en los extraños nombramientos de varios subsecretarios, sino en su táctica integral preparándose para la guerra que viene. ¿Listo? Ahí le va.
Turns out que Calderón quiere pintar su raya con Televisa. Los singulares rumores sobre puntualizaciones en la relación bilateral cobran cada día mayor relevancia. La inédita ausencia—por ¿compromisos personales?—del poderoso vicepresidente y operador político estrella, Bernardo Gómez, el pasado 1 de diciembre, aunado a lo que en radio pasillo suena sin cesar, abre una delicada rendija en las reglas y el comienzo de la luna de hiel entre el consorcio televisivo y el inquilino de Los Pinos.
No es para menos, pues. Se ha venido manejando que Gómez se encuentra part time fuera de México atendiendo otros asuntos relacionado a los negocios de Televisa cuando su fuerte ha sido fungir como enlace, puente y operador de Emilio Azcárraga con el poder en turno. Y qué mejor oportunidad y coyuntura que el principio de un régimen… aunque con la pena, pero Felipe le quiere dar su ración de flit y, según fuentes confiables, solicitó, amablemente, que el buen Bernardo se abstuviera de mover sus hilos para cualquier comunicación entre la empresa y el gobierno. O sea si tienes tele, ahí la ves.
Días previos a la protesta amarilla de la divertida toma azul en San Lázaro, Gómez y Azcárraga platicaron sobre una salida, ¿temporal?, del primero para evitar fricciones con la naciente administración, no sin haberse dado un especial jaloneo entre estos dos entrañables amigos y cómplices. Bernardo fue pilar y punta de lanza de demasiadas estrategias políticas que, con Martita y Fox, concibieron el peligroso clímax de la televisora dentro de la vida nacional.
El pasado jueves en una original encerrona comenzaron a moverse las turbulentas aguas internas de Chapultepec 18. El temporal retiro de Gómez ha ocasionado lo que en política es una regla de oro: los espacios se llenan. El nombre de Alejandro Quintero—otro simpático especialista en travesuras—vuelve al entretenido reflector y próximamente habrá amenos movimientos. La justificación de éstos podrán ser innumerables, my friend, pero no se me confunda, los tambores de guerra suenan ya, discretamente, no sólo por los chistosos reacomodos domésticos sino en la aplicación de la estrategia global.
Azcárraga sabe cómo sacarle jugo a los traspiés de sus adversarios, quizá también convenga marcar distancia en algunos interesantes rubros. Quizá aprovechando una petición presidencial desencadene una ensalivada jiribilla a más de tres bandas. Quizá es mejor mantener a los amigos cerca… pero a los enemigos más. Quizá llegó la hora de cobrar favorcitos vendiendo más cara la divertida pantalla. Maybe..just maybe.
Donde no hay duda, my friend, es que con la exclusión de Gómez en esta ocurrente, agitada y peligrosa etapa de principio sexenal, las señales y reglas no escritas bilaterales se verán, digamos, modificadas... con todo lo que esto significa.
!!AMLO Presidente Legítimo de los Mexicanos!!
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