lunes, diciembre 04, 2006

Editorial Diarío Libertad

El Calderonato

El sexenio de Felipe Calderón Hinojosa se inició bajo signos que no mueven a confianza ni a los intereses de la plutocracia que representa ni a los del pueblo de México.


Otorguémosle, sin embargo, el beneficio de la duda a don Felipe, aunque ese privilegio --expresión de equidad y prudencia de nuestra parte-- no se lo merece del todo.


Y es que, en efecto, expresiones de equidad y prudencia no las ha tenido don Felipe desde que comenzó su campaña de proselitismo en pos de la Presidencia de la República.


Desde ese vero momento, don Felipe desató los mastines babeantes del odio fraticida, la calumnia, la desinformación, la simulación, la mentira y el engaño para llegar.


Desató esos canes del temor, el terror y el pánico en la ciudadanía para manipularla, con el concurso cómplice del gran empresariado --el de los medios de difusión incluido--.


Así, indujo conductas colectivas de terror a la candidatura de Andrés Manuel López Obrador y la desestimación prejuiciada de otros candidatos de partido independientes.


La consecuencia --ya está documentada por la Historia-- es un voto de miedo al señor López Obrador y, desde luego, emitido para el señor Calderón. Se votó, pues, contra aquél.


Contra el señor López Obrador, más que a favor de don Felipe. Se votó no por las propuestas de éste, sino por el terror a aquél, quien, decíase, era un peligro para México.


Y quien financiaba la campaña de que el tabasqueño era un peligro para México es, precisamente, el gran empresariado saqueador del país. Ese empresariado es el verdadero peligro.


Es sabidísimo que ese gran empresariado conforma, junto con ciertos grandes consorcios trasnacionales de Estados Unidos y España, una plutocracia o gobierno de los ricos.


Y hoy, nuestro personaje ha llegado a las emblemáticas pinedas umbrías de Molino del Rey y el bosque de Chapultepec. Pero no ha abandonado las tácticas empleadas para llegar.


Al señor Calderón --a quien por los avatares sospechosos de su elección millones de mexicanos lo consideran espurio-- se le ha asignado la tarea de que esa plutocracia continúe.


Ello lo convierte en pelele de los intereses de esa plutocracia. Y su discurso posterior al tormentoso juramento de la Constitución en el Palacio Legislativo así lo indica.


Está abierto al diálogo con la oposición ideológica y política, dijo en ese discurso en el Auditorio Nacional, pero no esperará a que ésta dialogue. La soberbia del poder.


Esa soberbia es uno de los signos del calderonato Un gobierno soberbio está condenado a su inviabilidad misma, aunque prevalezca. Pero será una prevalecencia fracasada.


Esa soberbia indujo al nuevo Presidente a tomar posesión a hurtadillas, violando la ley, usando un doble discurso. Será así su sexenio, aunque le otorguemos el beneficio de la duda.


Quizá el mérito en ese discurso sea el reconocimiento de una realidad lacerante: la existencia, en México, de más de 50 millones de pobres. Los enemigos de la plutocracia.


!!AMLO Presidente Legítimo de los Mexicanos!!

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