I.- Salinas y Zedillo, los dos que empezaron a traicionar al PRI después de que López Portillo y De la Madrid ya no eran priístas, dejaron, en el ámbito de sus competencias y obligaciones, un país donde el narcotráfico se consolidó, la corrupción y el abuso del poder llegaron a sus máximas consecuencias y el empobrecimiento masivo, generado por el desempleo y el desmantelamiento del gasto social, han provocado una crisis social que requiere se tomen decisiones económicas para el bienestar general. Y el FOBAPROA, la ratería infame contra la nación, con los crímenes y genocidios, pusieron las condiciones para el auge de las delincuencias.
II.- Y cuando se anunció la victoria, muy apretada, de Fox para vislumbrar la alternancia, de la derecha priísta (desde De la Madrid y no se diga con Salinas y Zedillo) a la derecha conservadora y religiosa panista, como que se dibujó la posibilidad de varios cambios en la conducción presidencial. Se pondrían límites a la corrupción, es decir, al enriquecimiento ilegal de los funcionarios. Habría, por lo tanto, un manejo eficaz, eficiente y honrado de los dineros públicos.
III.- Se terminaría, pues, lo más nefasto del antiguo régimen priísta. Los electores, obviamente de derecha y religiosos, se equivocaron, junto con quienes pensaron que sumándose a esa causa por la vía del "voto útil", sería posible la renovación política, moral, ética, democrática y republicana de quienes llegaban a ejercer el cargo presidencial. Apenas tomaba posesión, aparecieron los síntomas de la frivolidad de Fox, sus incapacidades, sus locuras y que si bien alto de estatura, era un enano de la política.
IV.- Se puso, desde entonces, en brazos de la que era su amante y en quien había depositado su ingenuidad. Y ella era una mujer astuta para el protagonismo, en busca de querer ser la candidata presidencial, y dispuesta a encubrir a sus hijos para hacer negocios a la sombra del foxismo. Un año duró su beneficio de la duda, el lapso del aprendizaje. Fue un tiempo perdido. Hizo de su matrimonio un escándalo, como hizo de su toma de protesta un asunto social y familiar, burlándose del Congreso, al saludar a sus hijos. Y los cinco años restantes dejó en manos de los empresarios y de Mart(h)a la conducción presidencial.
V.- Al año o año y medio era suficiente como para haberlo hecho renunciar. Pero en este país las élites de la oligarquía y la plutocracia, se asustan nada más de decirles que es ya la hora de poner de patitas en la calle a un mal gobernante. La desgracia de la democracia mexicana es que una vez en los cargos, ineptos y ladrones, los funcionarios deben cumplir con el período para el que fueron electos o designados. Y cuando se van, toda la impunidad, aunque hayan robado, cometido errores y no rindan cuenta y razón de sus actos y omisiones.
VI.- El hijo de española e hijo de estadounidense, para el que Salinas ordenó a sus legisladores que reformaran la Constitución, para que un extranjero fuera presidente, resultó ser un pillo y un bribón de siete suelas. Esto viviendo en Los Pinos y vivió para su esposa, mientras sus hermanos y la familia de ella pescaron a manos llenas del botín, haciendo negocios, saqueando fideicomisos (Gil Díaz, el que fue secretario de Hacienda, su cómplice y beneficiario) y aprovechándose de que en la cúpula todos a una se encubren: priístas y panistas como en Fuenteovejuna: todos a una.
VII.- Fox a la mitad de su sexenio era peor que el loco de Bucáram y, sin embargo, nadie le pidió la renuncia ni lo llevaron a juicio político para deslindarle responsabilidades. Usándolo de parapeto, su esposa se había excedido en los abusos del poder a trasmano. Los disparates, las payasadas y los choques contra el Congreso, comprobaron que Fox era un individuo, a la mejor bueno para vender refrescos, pero indudablemente un fracasado para al menos coordinar a los secretarios del despacho. Ni los mismos empresarios y banqueros, que se beneficiaban, invirtieron lo que debían para asegurar el prometido crecimiento del 7 por ciento. Apenas se logró el 3 por ciento y generó el desastre económico.
VIII.- Así, con los demás problemas que nunca supo ni pudo resolver, es que Fox termina como un presidente del montón. Lo cual sería lo de menos, pero le causó muy serios daños al país. Hizo a un lado su autoritarismo en muchas cosas (sus ataques a la prensa, el disponer de los cargos públicos para una bola de inútiles, el dejar que Gil Díaz hiciera y deshiciera, con un terror fiscal, de los dineros del pueblo, etc.) para controlar los desmanes y no ejercer la autoridad para impedir las violaciones del clero político, los abusos de los pederastas (Gamboa, Nacif, el cardenal Rivera).
IX.- El país ha vivido en altas y bajas de la ingobernabilidad, porque sus instituciones dejaron de funcionar; y, en la inestabilidad política, porque el gobierno federal, es decir: el Estado Federal, fue víctima del relajamiento: cada quien hizo lo que quiso: gobernadores del PAN, del PRD y del PRI, mientras los foxistas casi se mantuvieron al margen, dejando a la nación en manos de narcos y toda clase de delincuentes. Es el origen de la espantosa inseguridad. Y para colmo, en lugar de elecciones limpias, contribuyó a ensuciarlas.
X.- Y deja Fox al país en una crisis de ilegitimidad con la "víbora chillando" de una oposición maltratada. Una nación dividida irreconciliablemente por cuestiones electorales y por sus excesos religiosos a favor de una iglesia en contra de la tolerancia. Es un presidente del montón. Un mediocre. El hazmerreír internacional por sus babosadas. Y el causante de las desgracias donde sobrevive la nación. Debería ser llevado a juicio político y con él toda su pandilla que abusó del poder. Calde-rón no se atreverá a tanto, y la oposición está sola frente a las complicidades del PAN y del PRI.
II.- Y cuando se anunció la victoria, muy apretada, de Fox para vislumbrar la alternancia, de la derecha priísta (desde De la Madrid y no se diga con Salinas y Zedillo) a la derecha conservadora y religiosa panista, como que se dibujó la posibilidad de varios cambios en la conducción presidencial. Se pondrían límites a la corrupción, es decir, al enriquecimiento ilegal de los funcionarios. Habría, por lo tanto, un manejo eficaz, eficiente y honrado de los dineros públicos.
III.- Se terminaría, pues, lo más nefasto del antiguo régimen priísta. Los electores, obviamente de derecha y religiosos, se equivocaron, junto con quienes pensaron que sumándose a esa causa por la vía del "voto útil", sería posible la renovación política, moral, ética, democrática y republicana de quienes llegaban a ejercer el cargo presidencial. Apenas tomaba posesión, aparecieron los síntomas de la frivolidad de Fox, sus incapacidades, sus locuras y que si bien alto de estatura, era un enano de la política.
IV.- Se puso, desde entonces, en brazos de la que era su amante y en quien había depositado su ingenuidad. Y ella era una mujer astuta para el protagonismo, en busca de querer ser la candidata presidencial, y dispuesta a encubrir a sus hijos para hacer negocios a la sombra del foxismo. Un año duró su beneficio de la duda, el lapso del aprendizaje. Fue un tiempo perdido. Hizo de su matrimonio un escándalo, como hizo de su toma de protesta un asunto social y familiar, burlándose del Congreso, al saludar a sus hijos. Y los cinco años restantes dejó en manos de los empresarios y de Mart(h)a la conducción presidencial.
V.- Al año o año y medio era suficiente como para haberlo hecho renunciar. Pero en este país las élites de la oligarquía y la plutocracia, se asustan nada más de decirles que es ya la hora de poner de patitas en la calle a un mal gobernante. La desgracia de la democracia mexicana es que una vez en los cargos, ineptos y ladrones, los funcionarios deben cumplir con el período para el que fueron electos o designados. Y cuando se van, toda la impunidad, aunque hayan robado, cometido errores y no rindan cuenta y razón de sus actos y omisiones.
VI.- El hijo de española e hijo de estadounidense, para el que Salinas ordenó a sus legisladores que reformaran la Constitución, para que un extranjero fuera presidente, resultó ser un pillo y un bribón de siete suelas. Esto viviendo en Los Pinos y vivió para su esposa, mientras sus hermanos y la familia de ella pescaron a manos llenas del botín, haciendo negocios, saqueando fideicomisos (Gil Díaz, el que fue secretario de Hacienda, su cómplice y beneficiario) y aprovechándose de que en la cúpula todos a una se encubren: priístas y panistas como en Fuenteovejuna: todos a una.
VII.- Fox a la mitad de su sexenio era peor que el loco de Bucáram y, sin embargo, nadie le pidió la renuncia ni lo llevaron a juicio político para deslindarle responsabilidades. Usándolo de parapeto, su esposa se había excedido en los abusos del poder a trasmano. Los disparates, las payasadas y los choques contra el Congreso, comprobaron que Fox era un individuo, a la mejor bueno para vender refrescos, pero indudablemente un fracasado para al menos coordinar a los secretarios del despacho. Ni los mismos empresarios y banqueros, que se beneficiaban, invirtieron lo que debían para asegurar el prometido crecimiento del 7 por ciento. Apenas se logró el 3 por ciento y generó el desastre económico.
VIII.- Así, con los demás problemas que nunca supo ni pudo resolver, es que Fox termina como un presidente del montón. Lo cual sería lo de menos, pero le causó muy serios daños al país. Hizo a un lado su autoritarismo en muchas cosas (sus ataques a la prensa, el disponer de los cargos públicos para una bola de inútiles, el dejar que Gil Díaz hiciera y deshiciera, con un terror fiscal, de los dineros del pueblo, etc.) para controlar los desmanes y no ejercer la autoridad para impedir las violaciones del clero político, los abusos de los pederastas (Gamboa, Nacif, el cardenal Rivera).
IX.- El país ha vivido en altas y bajas de la ingobernabilidad, porque sus instituciones dejaron de funcionar; y, en la inestabilidad política, porque el gobierno federal, es decir: el Estado Federal, fue víctima del relajamiento: cada quien hizo lo que quiso: gobernadores del PAN, del PRD y del PRI, mientras los foxistas casi se mantuvieron al margen, dejando a la nación en manos de narcos y toda clase de delincuentes. Es el origen de la espantosa inseguridad. Y para colmo, en lugar de elecciones limpias, contribuyó a ensuciarlas.
X.- Y deja Fox al país en una crisis de ilegitimidad con la "víbora chillando" de una oposición maltratada. Una nación dividida irreconciliablemente por cuestiones electorales y por sus excesos religiosos a favor de una iglesia en contra de la tolerancia. Es un presidente del montón. Un mediocre. El hazmerreír internacional por sus babosadas. Y el causante de las desgracias donde sobrevive la nación. Debería ser llevado a juicio político y con él toda su pandilla que abusó del poder. Calde-rón no se atreverá a tanto, y la oposición está sola frente a las complicidades del PAN y del PRI.
cepedaneri@prodigy.net.mx
!!Todos desde hoy por la noche al Zócalo de Cd. de México!!
!!AMLO Presidente Legítimo de los Méxicanos!!
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