A diferencia de su jefe que dice ya cualquier tontería, don Burrén Aguilar se nos va con estilo y buen humor al criticar a quienes se rasgan las vestiduras frente al show de San Lázaro, tachándolos de viles provincianos. O sea que contra todos los pronósticos, el vocero tiene la boca retacada de razón.
Nada más patético que aquellos que mientras observaban con delectación morbosa el zipizape en el Congreso como Carlos Fuentes (eso le pasa por defender a Sari Bermúdez), al mismo tiempo se decían avergonzados y se persignaban cual beatas. En vez de agradecer el espectáculo que fue verdaderamente divertido (sin duda, mucho más de lo que estará el Chivas-América) se pusieron a chillar pensando en el qué dirán nuestros aliados, como si esta clase de madrizas campales entre la clase política no fueran obligatorias en naciones auténticamente civilizadas (ya hemos visto lo que pasa con las diputaciones de Corea, Japón, gringolandia o Inglaterra, donde hacen ver las luchas por la tribuna de San Lázaro como un torneo de playeras mojadas en Caleta-Caletilla) para ennoblecer y animar la crónica parlamentaria.
Digo, ésta será una de las pocas veces en que veamos a nuestros diputados despiertos, prendidos, desquitando sus abultados salarios. O qué, ¿prefieren verlos ahí todos jetones, tristes, ojerosos, cansados y sin ilusiones discutiendo temas que a nadie le importan? Quizá el esfuerzo era digno de mejores causas, pero nos proporcionaron momentos muy entretenidos, mucho más que la presentación del gabinetillo social de Jelipillo. Aunque debo reconocer que cuando Ramírez Acuña afirmó que no era represor (¿entonces, para qué lo trajeron?) y Juan Camilo Mouriño dijo que “No voy a ser ni oscuro ni tenebroso” (pues ¡qué desperdicio de aspecto!), por poco me da el telele. Como cuando Jorge Zermeño neceó hasta la ignominia con que Calderón sí va a la toma de posesión, que no hay Plan B. Sí, claro, y los del Yunque no existen y Fox, como Pedro Infante, vive en el corazón de todos los mexicanos. Y Kahwagi y Tomás Ruiz no se fueron a Nueva Alianza como mascotas de la Gordillo sólo por oportunistas.
No sé por qué, pero sospecho que el Plan B consiste en declarar que no hay Plan B porque el verdadero Plan B es engañar a todos y hacer a escondidas la toma de posesión en el Cerro de las Campanas.
No sólo porque no se crean ni se destruyen, sólo se trastornan, sino porque también llevan una vida tan cotorra, ¿quién no quiere ser diputado?
Nada más patético que aquellos que mientras observaban con delectación morbosa el zipizape en el Congreso como Carlos Fuentes (eso le pasa por defender a Sari Bermúdez), al mismo tiempo se decían avergonzados y se persignaban cual beatas. En vez de agradecer el espectáculo que fue verdaderamente divertido (sin duda, mucho más de lo que estará el Chivas-América) se pusieron a chillar pensando en el qué dirán nuestros aliados, como si esta clase de madrizas campales entre la clase política no fueran obligatorias en naciones auténticamente civilizadas (ya hemos visto lo que pasa con las diputaciones de Corea, Japón, gringolandia o Inglaterra, donde hacen ver las luchas por la tribuna de San Lázaro como un torneo de playeras mojadas en Caleta-Caletilla) para ennoblecer y animar la crónica parlamentaria.
Digo, ésta será una de las pocas veces en que veamos a nuestros diputados despiertos, prendidos, desquitando sus abultados salarios. O qué, ¿prefieren verlos ahí todos jetones, tristes, ojerosos, cansados y sin ilusiones discutiendo temas que a nadie le importan? Quizá el esfuerzo era digno de mejores causas, pero nos proporcionaron momentos muy entretenidos, mucho más que la presentación del gabinetillo social de Jelipillo. Aunque debo reconocer que cuando Ramírez Acuña afirmó que no era represor (¿entonces, para qué lo trajeron?) y Juan Camilo Mouriño dijo que “No voy a ser ni oscuro ni tenebroso” (pues ¡qué desperdicio de aspecto!), por poco me da el telele. Como cuando Jorge Zermeño neceó hasta la ignominia con que Calderón sí va a la toma de posesión, que no hay Plan B. Sí, claro, y los del Yunque no existen y Fox, como Pedro Infante, vive en el corazón de todos los mexicanos. Y Kahwagi y Tomás Ruiz no se fueron a Nueva Alianza como mascotas de la Gordillo sólo por oportunistas.
No sé por qué, pero sospecho que el Plan B consiste en declarar que no hay Plan B porque el verdadero Plan B es engañar a todos y hacer a escondidas la toma de posesión en el Cerro de las Campanas.
No sólo porque no se crean ni se destruyen, sólo se trastornan, sino porque también llevan una vida tan cotorra, ¿quién no quiere ser diputado?
!!Todos desde hoy por la noche al Zócalo de Cd. de México!!
!!AMLO Presidente Legítimo de los Mexicanos!!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario