Si hacia afuera Felipe Calderón es visto como uno de los presidentes que tomará el poder en condiciones de la mayor adversidad y debilidad en la historia reciente del país, lo que sucedió la semana pasada con la integración de su gabinete social, confirma que el nuevo mandatario mexicano tampoco tiene todo el control y la fuerza que se creía al interior de su partido, el PAN, que acaba de asestarle una fuerte derrota al obligarlo a otorgarle posiciones de gabinete a los sectores más conservadores del panismo.
La imposición de la ultraderecha en la Secretaría de Salud y el haberlo obligado a modificar decisiones tomadas, indican que en el año transcurrido, desde que se convirtió en candidato oficial hasta que ya es Presidente electo, Felipe Calderón no ha sabido o no ha podido tomar el control ni siquiera de su propio partido y que los grupos ultaconservadores, representados por Manuel Espino, y aliados a otros grupos del panismo, tienen tal fuerza que le siguen imponiendo condiciones al futuro Presidente.
No es casual el tono del discurso, casi desesperado, que ayer fue a pronunciar Felipe al Consejo Nacional del PAN: "Por el bien del país necesito el apoyo absoluto del partido. Un apoyo firme y sin titubeos de sus militantes y de sus dirigentes. Pido comprensión y respaldo. En esta hora dramática de la vida nacional, como Presidente de la República pido el apoyo no para mí, sino para lo que represento. Pido para el interés nacional, del que ahora mi gestión es responsable, un apoyo claro, firme y sin regateos", dijo a los consejeros del panismo.
Hoy Felipe Calderón presenta la última parte de su gabinete. Política y seguridad, la llamaron, y representa quizás los nombramientos más importantes porque enfrentarán las dos situaciones más delicadas y apremiantes, en niveles de crisis, que heredará el Presidente electo de su antecesor, Vicente Fox.
Hasta la noche del viernes, Calderón tenía decidido nombrar al jalisciense Francisco Ramírez Acuña como titular de Gobernación, aún con las presiones del dirigente panista Manuel Espino para que no lo hiciera. Circulaba antes del fin de semana la versión de que podría entrar de última hora Carlos Medina Plascencia a la Segob y Ramírez Acuña ir a la PGR, aunque ayer por la tarde en el equipo calderonista insistían en que en Gobernación no habría concesiones y que el gobernador de Jalisco con licencia sería el secretario.
Si ese fuera el caso, en la PGR anunciarán a Eduardo Medina Mora; en Seguridad Pública, a Genaro García Luna; en la Secretaría de la Función Pública, a la panista Gabriela Cuevas; en la Secretaría de la Defensa Nacional, al general Juan Alfredo Oropeza Garnica, y en la Secretaría de Marina aún estaba por definirse.
La Cancillería era otra de las interrogantes que ayer permanecían, aunque en el equipo calderonista confirmaban que, por el asunto de género, será una mujer la titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores y sólo había dos nombres, ambas diplomáticas de carrera, en la recta final: la embajadora Sandra Fuentes Beráin y la actual embajadora en Bélgica, María de Lourdes Dieck Asad.
Notas indiscretas. El dato llega de primerísima mano: las recientes declaraciones del gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz , que tanto han sorprendido e irritado, como aquella de que nadie lo hará renunciar porque "sólo Dios quita y pone gobernadores", o cuando dijo que el enconado conflicto en su estado "ya fue resuelto", tienen una explicación.
Colaboradores cercanos al gobernador confirman que Ulises está tomando el popular antidepresivo prozac. No se sabe si lo hace por prescripción médica o si simplemente lo usa como un tranquilizante, pero las fuentes indican que el gobernador oaxaqueño ingiere regularmente sus dosis de las pastillas antidepresivas, las mismas que toma el presidente Fox y que, entre otros efectos, alteran la percepción de la realidad en quienes las ingieren y les hacen ver los problemas de una manera mucho más relajada. Con razón el cinismo de Ulises ya parecía más un asunto mental. Los dados arrancan con Serpiente. Mala señal.
Ahora resulta que al pelele ni su partido lo apoya, mucho menos todos los ciudadanos mexicanos consicientes de la realidad solial.
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