Hay crónicas tan anunciadas que hasta Calderón puede comprenderlas. Sin la esperanza que despierta AMLO con relación a que las cosas muy básicas, como el que no se le siga robando al pueblo para enriquecerse hasta la náusea, a la par que enriquece a los banqueros y a los amigos y a los familiares, es decir, a los elegidos, por el que sexenalmente encabeza el sistema. O el que el pueblo pague por los bienes y servicios lo que se paga en los países no tan corruptos donde no se les convierten los negocios en monopolios a los mismos empresarios elegidos. El que el pueblo tenga acceso a una educación de calidad que lo ayude a desembrutecerse incluso para poder no creer todo lo que la telebasura le vende. Sin esa esperanza, tan básica, los millones que no creemos más en los partidos políticos, aunque no le apostemos a la guerrilla para cambiar las cosas, porque estemos convencidos de que la violencia sólo trae más violencia, no vamos tampoco a volver a votar y sin ese voto de millones ni los fraudes sirven. Cancelar esa esperanza es la peor de las nuevas para los que gobiernan, porque incluso para que el IFE elija y el TRIFE imponga, necesitan votantes para justificar la elección de cara a la comunidad internacional.
Y no es que al mundo le importe lo que al pueblo de México le ocurra. No. Ya se sabe que al mundo no le interesa lo que ocurre en México convertido en el paraíso de los pederastas y tratantes de blancas.
Pero como el mundo se mueve por intereses, cuanto más espurios más verdaderos, los gobernantes de otros países más respetuosos del Estado de Derecho, necesitan justificar, digamos, la "bondad" de los bastardos intereses de los empresarios que exportan, de cara a los ciudadanos que a nivel global buscan que las cosas cambien.
Ahí tenemos a Francia, por ejemplo, que se "opuso" a la invasión de Irak, pero que no se opone a gozar de los beneficios de ese negocio que es la "reconstrucción", por llamarla como coloquialmente se le llama; ante semejante destrucción cualquiera sabe que no hay reconstrucción que valga, de Irak y de cualquier lugar destruido por una ocupación injusta, inmoral, ilegal e ilegítima.
El negocio es lo que cuenta y las editoriales de El País apoyando a Calderón y llamando a AMLO "a no destruir lo ganado por la izquierda", como si la izquierda en México o en España existieran, izquierda que saben que no existe, no, al menos, en los partidos políticos, aunque en España se reivindiquen de esa tendencia, aquí el PRD ni eso, también así lo demuestran.
Y lo mismo pasa con Flavio Sosa. El Ejército ayudado por la policía paramilitar que hoy tenemos en México al servicio del narcotráfico, pero la que en sus ratos libres sirve para aventar sobre los mexicanos gases pimienta y balas de alto calibre, amén de para desaparecer personas y torturar brutalmente a los que se opongan a que los abismos, entre riquísimos y paupérrimos, sigan, podrá encarcelar o matar a Sosa.
Pero el error mayúsculo que eso significa, se le va a revertir al país con todas las consecuencias de lo que significa tener una guerrilla que se acompañará con otra guerra sucia, que nadie lo dude. Pero guerrilla que esta vez estará integrada por muchos más que la de la década de los setenta, cuyo fantasma aquí sigue y del que no han podido deshacerse, ni siquiera con esa farsa que fue la fiscalía especial foxista, debido a los muchos agravios que las guerrillas acompañadas de guerras sucias dejan.
El Ejército podrá masacrar a muchos, pero por cada uno que asesinen o torturen o desaparezcan o encarcelen, se alzarán millones de voces en el mundo llamándole golpista. Esta vez no hay reversa para el Ejército Mexicano. Ciertamente, no fue su decisión paramilitarizar a la policía. Pero aquello de la obediencia debida, luego de los crímenes conocidos cometidos por las dictaduras del Cono Sur, ya no opera. Y el Ejército pudo oponerse a que se paramilitarizara la policía. Los paramilitares, ya se sabe, que acaban siendo el mayor de los riesgos para los países y causantes del desprestigio de los ejércitos. Y hoy la responsabilidad, por lo que toca a la brutal represión que se lleva a cabo contra el pueblo de Oaxaca y en particular contra los miembros de la APPO y de la sección 22 del CNTE, es responsabilidad del Ejército. Se valora poco, me parece, el Ejército, porque no vale la pena agredir a un pueblo por defender a un gobernador espurio que no va a poder gobernar, a menos que lo haga permanentemente acompañado por la fuerza de las armas. En el patético triunfo de Ruiz caminando acompañado por sus esbirros sobre la sangre derramada de los asesinados por la PFP se tendría que ver reflejado el Ejército en la crónica que sobre su futuro también se escribe en Oaxaca. Y también Calderón tendría que verse retratado en esa crónica. Se va a arrepentir el gobierno panista encabezado por el usurpador Calderón si cancela la intermediación de Flavio Sosa.
Ya de suyo una vergüenza es que tenga que tomar posesión, el presidente elegido por el IFE e impuesto por el TRIFE, como quién dice, en el baño, ante la imposibilidad ni siquiera de hacerlo ante el pleno del Congreso de la Unión convertido en búnker. Y eso que no es que tengamos un gran Poder Legislativo que nos represente ni nada que se le parezca. Una vergüenza monumental frente a la toma de posesión de AMLO, como Presidente Legítimo, en un Zócalo lleno a tope por millones de ciudadanos, que representan a otros mucho millones, del que se retiró caminado hacia el metro, AMLO, acompañado por sus hijos y sin guaruras. Y además equivocarse eligiendo la represión en lugar de la compresión y la negociación es una locura incluso para Calderón. En los desmayos de Fox ante el miedo a perder el poder y tener que hacerse responsable de sus incontables corrupciones tendría también que verse retratado Calderón, seis años, pueden hoy parecerle muchos, pero, de que se acaban, se acaban, incluso en países como México gobernados por partidos tan corruptos como el PRIAN que también avala a un usurpador en la Presidencia.
Y no es que al mundo le importe lo que al pueblo de México le ocurra. No. Ya se sabe que al mundo no le interesa lo que ocurre en México convertido en el paraíso de los pederastas y tratantes de blancas.
Pero como el mundo se mueve por intereses, cuanto más espurios más verdaderos, los gobernantes de otros países más respetuosos del Estado de Derecho, necesitan justificar, digamos, la "bondad" de los bastardos intereses de los empresarios que exportan, de cara a los ciudadanos que a nivel global buscan que las cosas cambien.
Ahí tenemos a Francia, por ejemplo, que se "opuso" a la invasión de Irak, pero que no se opone a gozar de los beneficios de ese negocio que es la "reconstrucción", por llamarla como coloquialmente se le llama; ante semejante destrucción cualquiera sabe que no hay reconstrucción que valga, de Irak y de cualquier lugar destruido por una ocupación injusta, inmoral, ilegal e ilegítima.
El negocio es lo que cuenta y las editoriales de El País apoyando a Calderón y llamando a AMLO "a no destruir lo ganado por la izquierda", como si la izquierda en México o en España existieran, izquierda que saben que no existe, no, al menos, en los partidos políticos, aunque en España se reivindiquen de esa tendencia, aquí el PRD ni eso, también así lo demuestran.
Y lo mismo pasa con Flavio Sosa. El Ejército ayudado por la policía paramilitar que hoy tenemos en México al servicio del narcotráfico, pero la que en sus ratos libres sirve para aventar sobre los mexicanos gases pimienta y balas de alto calibre, amén de para desaparecer personas y torturar brutalmente a los que se opongan a que los abismos, entre riquísimos y paupérrimos, sigan, podrá encarcelar o matar a Sosa.
Pero el error mayúsculo que eso significa, se le va a revertir al país con todas las consecuencias de lo que significa tener una guerrilla que se acompañará con otra guerra sucia, que nadie lo dude. Pero guerrilla que esta vez estará integrada por muchos más que la de la década de los setenta, cuyo fantasma aquí sigue y del que no han podido deshacerse, ni siquiera con esa farsa que fue la fiscalía especial foxista, debido a los muchos agravios que las guerrillas acompañadas de guerras sucias dejan.
El Ejército podrá masacrar a muchos, pero por cada uno que asesinen o torturen o desaparezcan o encarcelen, se alzarán millones de voces en el mundo llamándole golpista. Esta vez no hay reversa para el Ejército Mexicano. Ciertamente, no fue su decisión paramilitarizar a la policía. Pero aquello de la obediencia debida, luego de los crímenes conocidos cometidos por las dictaduras del Cono Sur, ya no opera. Y el Ejército pudo oponerse a que se paramilitarizara la policía. Los paramilitares, ya se sabe, que acaban siendo el mayor de los riesgos para los países y causantes del desprestigio de los ejércitos. Y hoy la responsabilidad, por lo que toca a la brutal represión que se lleva a cabo contra el pueblo de Oaxaca y en particular contra los miembros de la APPO y de la sección 22 del CNTE, es responsabilidad del Ejército. Se valora poco, me parece, el Ejército, porque no vale la pena agredir a un pueblo por defender a un gobernador espurio que no va a poder gobernar, a menos que lo haga permanentemente acompañado por la fuerza de las armas. En el patético triunfo de Ruiz caminando acompañado por sus esbirros sobre la sangre derramada de los asesinados por la PFP se tendría que ver reflejado el Ejército en la crónica que sobre su futuro también se escribe en Oaxaca. Y también Calderón tendría que verse retratado en esa crónica. Se va a arrepentir el gobierno panista encabezado por el usurpador Calderón si cancela la intermediación de Flavio Sosa.
Ya de suyo una vergüenza es que tenga que tomar posesión, el presidente elegido por el IFE e impuesto por el TRIFE, como quién dice, en el baño, ante la imposibilidad ni siquiera de hacerlo ante el pleno del Congreso de la Unión convertido en búnker. Y eso que no es que tengamos un gran Poder Legislativo que nos represente ni nada que se le parezca. Una vergüenza monumental frente a la toma de posesión de AMLO, como Presidente Legítimo, en un Zócalo lleno a tope por millones de ciudadanos, que representan a otros mucho millones, del que se retiró caminado hacia el metro, AMLO, acompañado por sus hijos y sin guaruras. Y además equivocarse eligiendo la represión en lugar de la compresión y la negociación es una locura incluso para Calderón. En los desmayos de Fox ante el miedo a perder el poder y tener que hacerse responsable de sus incontables corrupciones tendría también que verse retratado Calderón, seis años, pueden hoy parecerle muchos, pero, de que se acaban, se acaban, incluso en países como México gobernados por partidos tan corruptos como el PRIAN que también avala a un usurpador en la Presidencia.
!!AMLO Presidente Legítimo de los Mexicanos!!
!!Todos al Zocalo el próximo 1 de Diciembre de 2006 a las 07:00 a.m.!!
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