Los renegados de siempre, los invisibles para la telecracia, los millones de acarreados, las cientos de miles de mujeres y de hombres trabajadores libres de México, salimos el 20 de noviembre a la toma de protesta del único Presidente legítimo, quien la rindió, como debe ser, ante la ciudadanía y no ante el cinismo, la delincuencia y la corrupción, escondida tras el fuero de lo que alguna vez fue Congreso de la Unión, con el cerco paramilitar, que hoy lo rodea, como resultado de la campaña de odio que impulsara la derecha empresarial junto con El Yunque, quienes intentarán imponer el 1 de diciembre al cuñado del proveedor estrella del IFE y de la maestra Gordillo, con la ayuda, por supuesto, de la pasividad mediocre de los empantanados prianistas, genéricos y similares que, por mantener las dádivas del la corrupción, han cambiado la ética republicana por la inmoral bananera de la pasividad silenciosa.
El 20 de noviembre del 2006 pasará a la historia por muchas razones, algunas al parecer incomprensibles e inimaginables para la "Democracia Corporation S.A.", baste para muestra la tendenciosa y mentirosa editorial de ese día publicada por el que alguna vez fue un diario prestigiado de España, El País, mentirosa editorial, incluso porque es poco creíble que ese diario hable de la estabilidad democrática en México, sin suponer que al país al que se refiere es el mismo donde los kaibiles cortan cabezas y las arrojan en lugares públicos cada vez que se les da la gana, o el país que en su frontera Norte tiene cerca de 400 mujeres impunemente asesinadas, ante la incompetencia y presumiblemente la complicidad de las "instituciones de la democracia", las mismas que calificaron la elección como válida, no sin antes reconocer que, efectivamente, hay cerca de un millón de votos de más o de menos en cuando menos 70 mil casillas, el país del bono de retiro de los magistrados que validaron esa elección, nada democrático, de 7 millones, bien valen la validez de una ilegalidad tremenda como esa, puesta "en peligro", esa democracia, tan democrática que a hasta a los niños se les asesina con granadas, según ese periódico por López Obrador y no por la corrupción, nada democrática, que invade a las instituciones que "El País", metiéndose en lo que no le incumbe, dice defender.
¿De qué "estabilidad democrática" nos hablan, en un país donde los legisladores son chantajeados para aprobar la Ley Televisa, que legaliza la ilegalidad de los monopolios contradiciendo el espíritu constitucional "vigente", y cuando a pesar de las serias acusaciones de pederastia contra algunos legisladores, éstos son nombrados por sus colegas para presidir comisiones legislativas? O peor aún ¿Cuando los medios de información libres son atacados con granadas, presumiblemente por los intereses corruptos de "las instituciones de la democracia"? Esos son los ejemplos para hablar sobre la, presumida, "estabilidad dedocrática", que según el periódico El País se encuentra "en peligro", porque millones de ciudadanos no podemos, ni queremos, validar un proceso "democrático" donde los programas de cómputo que dieron los resultados de la jornada electoral fueron suministrados por el cuñado del candidato oficial.
¿A poco en España permitirían eso?
No nos equivoquemos, el 20 de noviembre del 2006 pasará a la historia, por la fiesta cívica a la que el corporativismo priísta siempre renunció y a la que el panismo siempre ha rehuido. Pasará a la historia porque nace y se sostiene en la voluntad de millones de ciudadanos dispuestos a construir otro mundo posible. Y, sobre todo, porque el espurio Fecal nunca podrá estar en un evento público como el de este 20 de noviembre, porque Fecal está condenado, por el miedo y el odio que él mismo cosechó, a las puertas traseras y a las paradas paramilitares, a la distancia enorme entre el pueblo y su gobierno siempre detrás de las vallas del Estado Mayor y los cercos de la PFP.
El 20 de noviembre no será ya sólo la conmemoración de la gesta revolucionaria de 1910 que fundó el espíritu social de México, que 18 años de gobiernos tecnócratas han intentado desaparecer, sino porque, otra vez, 96 años después, un 20 de noviembre nace la esperanza ciudadana de refundar socialmente la República, secuestrada por la minoría telecrática.
E, igual que entonces, la oligarquía controlaba los pocos medios de información que siempre desconocieron al movimiento social que nacía ante el silencio de estos medios, mientras también nacían las alternativas informativas como el Ahuizote o el periódico Regeneración, entre otros, que contribuyeron a crear el imaginario colectivo que logró la caída del dictador Porfirio Díaz. Como en México, hoy, igual que entonces...
El 20 de noviembre del 2006 pasará a la historia por muchas razones, algunas al parecer incomprensibles e inimaginables para la "Democracia Corporation S.A.", baste para muestra la tendenciosa y mentirosa editorial de ese día publicada por el que alguna vez fue un diario prestigiado de España, El País, mentirosa editorial, incluso porque es poco creíble que ese diario hable de la estabilidad democrática en México, sin suponer que al país al que se refiere es el mismo donde los kaibiles cortan cabezas y las arrojan en lugares públicos cada vez que se les da la gana, o el país que en su frontera Norte tiene cerca de 400 mujeres impunemente asesinadas, ante la incompetencia y presumiblemente la complicidad de las "instituciones de la democracia", las mismas que calificaron la elección como válida, no sin antes reconocer que, efectivamente, hay cerca de un millón de votos de más o de menos en cuando menos 70 mil casillas, el país del bono de retiro de los magistrados que validaron esa elección, nada democrático, de 7 millones, bien valen la validez de una ilegalidad tremenda como esa, puesta "en peligro", esa democracia, tan democrática que a hasta a los niños se les asesina con granadas, según ese periódico por López Obrador y no por la corrupción, nada democrática, que invade a las instituciones que "El País", metiéndose en lo que no le incumbe, dice defender.
¿De qué "estabilidad democrática" nos hablan, en un país donde los legisladores son chantajeados para aprobar la Ley Televisa, que legaliza la ilegalidad de los monopolios contradiciendo el espíritu constitucional "vigente", y cuando a pesar de las serias acusaciones de pederastia contra algunos legisladores, éstos son nombrados por sus colegas para presidir comisiones legislativas? O peor aún ¿Cuando los medios de información libres son atacados con granadas, presumiblemente por los intereses corruptos de "las instituciones de la democracia"? Esos son los ejemplos para hablar sobre la, presumida, "estabilidad dedocrática", que según el periódico El País se encuentra "en peligro", porque millones de ciudadanos no podemos, ni queremos, validar un proceso "democrático" donde los programas de cómputo que dieron los resultados de la jornada electoral fueron suministrados por el cuñado del candidato oficial.
¿A poco en España permitirían eso?
No nos equivoquemos, el 20 de noviembre del 2006 pasará a la historia, por la fiesta cívica a la que el corporativismo priísta siempre renunció y a la que el panismo siempre ha rehuido. Pasará a la historia porque nace y se sostiene en la voluntad de millones de ciudadanos dispuestos a construir otro mundo posible. Y, sobre todo, porque el espurio Fecal nunca podrá estar en un evento público como el de este 20 de noviembre, porque Fecal está condenado, por el miedo y el odio que él mismo cosechó, a las puertas traseras y a las paradas paramilitares, a la distancia enorme entre el pueblo y su gobierno siempre detrás de las vallas del Estado Mayor y los cercos de la PFP.
El 20 de noviembre no será ya sólo la conmemoración de la gesta revolucionaria de 1910 que fundó el espíritu social de México, que 18 años de gobiernos tecnócratas han intentado desaparecer, sino porque, otra vez, 96 años después, un 20 de noviembre nace la esperanza ciudadana de refundar socialmente la República, secuestrada por la minoría telecrática.
E, igual que entonces, la oligarquía controlaba los pocos medios de información que siempre desconocieron al movimiento social que nacía ante el silencio de estos medios, mientras también nacían las alternativas informativas como el Ahuizote o el periódico Regeneración, entre otros, que contribuyeron a crear el imaginario colectivo que logró la caída del dictador Porfirio Díaz. Como en México, hoy, igual que entonces...
!!AMLO Presidente Legítimo de los Mexicanos!!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario