El 20 de noviembre --fecha de poderosa proyección simbólica histórica-- asumió Andrés Manuel López Obrador la investidura de Presidente Legítimo de México, diez días antes de que Felipe Calderón asuma, a su vez, la Presidencia Espuria de esta república nuestra tan saqueada, precisamente, por los intereses económicos que éste representa. La investidura de don Andrés Manuel finca su legitimidad en que ha sido el pueblo organizado en una movilización social sin precedentes en la historia de México el que lo ha ungido, lo cual no puede decirse lo mismo del señor Calderón, quien obtuvo, oficialmente, unos cuantos votos más que el tabasqueño. Cada uno logró el voto de 15 millones de mexicanos, aproximadamente. Esos votos, si sumados, configuran una representatividad equivalente del casi el 40 por ciento del universo total de electores empadronados, que es de casi 72 millones. Empero, esa diferencia proporcional es cualitativa: la Presidencia del señor López Obrador es moral; la de don Felipe, lo opuesto, es decir, inmoral. Así, el Presidente Moral de México ejercerá una investidura desde la perspectiva deontológica-histórica y, en la práctica, será (y ya es, de hecho) el gobernante real y efectivo de los mexicanos dado su enorme acervo de moralidad como contrapeso a la espuriedad y pelelismo de don Felipe.
!!AMLO Presidente Legítimo de los Mexicanos!!
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